Nacho Ruiz tiene 55 años. Madrileño afincado en Logroño, acaba de volver de Birmingham (Reino Unido), donde ha disputado su primer campeonato del mundo de blind-tennis, una disciplina que le permite continuar con su sueño, el tenis; a pesar de su sordoceguera.

Ruiz ha quedado quinto, una posición nada despreciable. Su hazaña se enmarca en los Juegos Mundiales 2023, el mayor evento internacional de alto nivel para atletas con discapacidad visual y que hasta el pasado miércoles reunió a más de 1.250 competidores de 70 países.

Audika, compañía que dota al protagonista de estas líneas de los audífonos que requiere para desempeñar una actividad que ha convertido en trabajo -se vio obligado a dejar el suyo en 2020- estima que hay entre 7.000 y 200.000 personas que padecen el mismo problema que Ruiz. ElPlural.com ha hablado con el deportista para saber un poco más de una disciplina desconocida para mucha gente pero, sobre todo, con el objetivo de que nos cuente de primera mano los detalles de su lucha y que ésta sirva de ejemplo a otras personas.

PREGUNTA (P): ¿Cómo es tu día a día?

RESPUESTA (R): Lo más normal posible, con las limitaciones que sé que tengo.

P: ¿Cuánto tiempo dedicas a entrenar?

R: Entreno dos días por semana, con mi entrenador Alberto, pero intento jugar todos los días que puedo con mi mujer o mis hijos.

P: ¿Cómo recibes la noticia de tu pérdida de visión y audición? (Es algo que te llega de golpe o desde pequeño o joven te habían avisado de que podía pasarte) ¿Perdiste en algún momento las ganas de seguir adelante?

R: Empecé con problemas de vista en 2008, retinopatía diabética. Era algo que desde joven sabía que podría pasar, soy diabético desde los 10 años. Durante 4 años me sometí a todas las intervenciones que me propusieron. Fueron años muy difíciles, pero me pudieron mantener una visión aceptable durante casi 12 años. Cuando ya en 2018 me afilié en la Once, y en 2020 el INSS, me otorgó la invalidez al no poder seguir trabajando. Fue un proceso largo, pero en el fondo me ayudó a asumirlo mejor, poco a poco.

Respecto a la audición, fue una perdida súbita en 2010. Pero con los audífonos de Audika conseguí hacerlo más llevadero. Nunca me he considerado una persona enferma, sólo distinta, y hay cosas mucho peores que pueden pasarnos, por lo que sigo pensando que tengo la suerte de estar como estoy . En especial, gracias a lo más importante: poder contar con la gente que me rodea; mis amigos y mi familia.

En cuanto a rendirme, te mentiría si contesto que no, pero aquí sigo. Y seguiré.

P: ¿En qué te han condicionado estos obstáculos más allá del deporte y qué extraes, sin romantizarlo, favorable de ellos, como lección de vida?

R: En no considerarlos obstáculos, son cambios, y hay que adaptarse a ellos, no se puede luchar contra lo inevitable, hay que seguir jugando a vivir con las cartas que te van tocando y nunca romper la baraja.

P: ¿Cómo descubres esta modalidad?

R: Buscando por Internet. Buscaba algún deporte que pudiera practicar y encontré a unos chicos que los practicaban. Compré la pelota y el material y empecé a entrenar por mi cuenta. Más adelante ya conseguí un entrenador y empecé a ir más en serio.

P: ¿A qué te dedicabas antes de tener que parar tu trabajo en 2020? ¿A qué te refieres cuando dices que has hecho del blind-tennis tu profesión (estás enfocado 100% en él)?

R: Tuve que dejar de trabajar y eso te deja mucho tiempo libre. El dedicarme 100% al blind-tennis no es una profesión, sino una ambición, una forma de aprovechar el tiempo, de aprovechar mi vida, de poder enseñar a gente. Lo que más me importa son los que vienen detrás de mí. Me encantaría que las nuevas generaciones también pudieran hacer un deporte, o una actividad física. Me parece fundamental que, como yo, tengan acceso a alguna actividad física; ya sea blind-tennis o cualquier otra disciplina.

Hay que seguir jugando a vivir con las cartas que te ha tocado, no romper la baraja

P:¿Qué sientes la primera vez que te pones unos audífonos y te dan una raqueta? En la misma línea, ¿con qué más material os dotan para poder desarrollar este deporte?

R: Gracias a los audífonos puedo seguir jugando al tenis. Al perder la visión, son los audífonos los que me ayudan a ubicarme en la pista y sobre todo a no dejar caer la pelota.

En cuanto a las adaptaciones, la raqueta es la misma. Sin embargo, la pelota es bastante más grande, tiene noventa milímetros de diámetro y lleva dentro un dispositivo sonoro que hace que suene cada vez que vota, o la golpea el oponente.

P: ¿Qué sensaciones has tenido tras tu debut en el Mundial?

R: Las sensaciones que he tenido en el Mundial han sido maravillosas. Una parte de orgullo, otra parte de miedo, otra parte de responsabilidad y otra parte que quería disfrutar. Disfrutar de los partidos, de las personas, de las historias de todas las personas que he conocido. Cada uno venía con su mochila puesta. Te cuentan cómo llegaron hasta aquí y cuáles son sus ambiciones. Y compartimos esas ambiciones: Disfrutar del deporte y abrir una puerta para que el blind-tennis sea cada vez más conocido.

Cada deportista (en el mundial) venía con su mochila

P: Aunque los responsables están muy concienciados con la adaptación en el deporte. ¿Qué pasos faltan por dar en este aspecto, también desde el punto de vista social?

R: El deporte para personas con discapacidad considero que es algo fundamental y prioritario, que debería contar con más apoyo no solo de fundaciones privadas sino también por parte de las instituciones públicas. Apoyar no sólo al blind-tennis sino al resto de deportes para personas con discapacidad, ya que es una cuestión primordial para el bienestar físico y emocional. Espero que poco a poco, el apoyo por parte de los organismos públicos sea cada vez mayor, garantizar el acceso a deportes como el blind-tennis y aumentar la concienciación social acerca de disciplinas como esta.

P: No sé si es modalidad paralímpica, pero, ¿crees/te gustaría poder llegar a disputar los Juegos Paralímpicos?

R: Es muy complicado que el blind-tennis pueda llegar a convertirse en una disciplina paralímpica. Dependerá siempre de cuánta gente lo practique, lo disfrute y de la concienciación social acerca de esta disciplina. Pero, ¿quién sabe? Quizás, en un futuro.