Jean-Luc Godard, padre de la Nouvelle Vague y revolucionario del cine, ha fallecido este martes a los 91 años, tal y como ha confirmado su familia a través de un comunicado publicado por Liberation.

El director de cine es un símbolo consolidado de esta rama de la cultura del siglo XX, coronándose como uno de los más grandes del gremio gracias a películas como Al final de la escapada, Pierrot el loco o El desprecio. Asimismo, cuenta con premios y reconocimientos de renombre en su carrera filmográfica, como un Oscar honorífico, una Palma de Oro, un León de Oro en Venecia y un Oso de Oro en Berlín. Godard ha dirigido hasta 131 títulos -la mayoría de ellos cortos y documentales- entre 1955 y 2018.

Su carrera dentro del mundo del cine comenzó en 1950 como crítico en varias publicaciones especializadas mientras compaginaba sus proyectos como director que le darían el nombre de impulsar de la Nouvelle Vague junto a otros artistas como François Truffaut.

Su última aparición pública fue en 2018 en el Festival de Cannes, aunque no en cuerpo presente, ya que hizo acto de presencia a través de una videollamada, en la que estuvo conversando con los periodistas.

Con su fallecimiento, se cierra una época que marcó el mundo de la cultura a mediados del siglo XX y que, por ello, está recibiendo el reconocimiento de distintos personajes relevantes tanto de la comunidad del cine como del ámbito político: “Fue como una aparición en el cine francés. Luego se convirtió en un maestro. Jean-Luc Godard, el más iconoclasta de los cineastas de la Nueva Ola, había inventado un arte decididamente moderno e intensamente libre. Estamos perdiendo un tesoro nacional, una mirada de genio”, ha lamentado el presidente francés, Emmanuel Macron, en sus redes sociales.

 

El legado imborrable de Godard

La corriente artística de la Nouvelle Vague es conocida porque cambió todos los esquemas establecidos en el mundo del cine, es decir, fue un estilo que dio un giro a la imagen fílmica y a la narración de las historias, aportando toques de improvisación y espontaneidad en todos los elementos que componían la película. Este grupo de artistas surgió como forma reaccionaria al cine de calidad en Francia, ya que mostraba unos personajes con nuevas actitudes que marcaron la década de los 60.

Las cintas de Godard tenían mensajes que hacían reflexionar al público, por lo que fueron una vía estética para visibilizar la lucha social de cuestiones como el papel protagonista de la mujer en las películas o por el empleo innovador de la tecnología 3D.