El caso de María Herranz dejó en shock a toda España y huérfano a su pueblo, Cabanillas del Campo, una localidad de la provincia de Guadalajara próxima a Madrid. Con solo 17 años, la joven gimnasta falleció en abril de 2024 por una meningitis que le causó la muerte en pocas horas. 

Este domingo se conmemora el Día Mundial contra esta enfermedad, una patología grave que ha ido en aumento en los últimos años en España y que tiene altísimas tasas de mortalidad y discapacidad. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en unos dos millones y medio las personas que sufren esta infección cada año y en 250.000 las defunciones. Si bien la mayor parte de casos se da en el cinturón africano que va desde Senegal a Etiopía, en nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se identifican unos 1.000 pacientes, de los cuales un 10% presenta cuadros muy graves.

"Aunque en nuestro país la incidencia de la meningitis sigue siendo baja, esta enfermedad todavía es una de las primeras causas de muerte por infección en niños y adolescentes", indica la Dra. Saima Bashir, coordinadora del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la SEN, que precisa, además, que "estamos observando una ligera tendencia ascendente de los casos desde el año 2014". 

La meningitis causa inflamación en las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal y si bien puede ser causada  por virus, bacterias, hongos o parásitos, la forma bacteriana es la más peligrosa y, como ocurrió en el caso de la joven cabanillera, puede provocar la muerte en pocas horas si no se trata de inmediato.

En la meningitis meningocócica y neumocócica, una de cada seis personas que enferma, fallece y hasta un 20% desarrolla una discapacidad grave. De hecho es la sexta enfermedad neurológica que más discapacidad provoca en el mundo, tras el ictus, la encefalopatía neonatal, la migraña, la demencia y la neuropatía diabética. Entre las posibles secuelas se cuentan problemas auditivos, de vista, del habla, del lenguaje, de memoria y otras afectaciones neurológicas derivadas del daño cerebral. Cuando la infección se extiende al torrente sanguíneo y produce sepsis, incluso puede ser necesaria la amputación  de las extremidades.

 La vacunación, pieza clave

Para hacer frente a la meningitis, los especialistas instan a reforzar la prevención y vacunación y animan a los padres y cuidadores a seguir el calendario vacunal de niños y adolescentes. Del mismo modo, piden precaución en los contactos con personas que presenten la infección y recomiendan acudir a médico o al hospital ante cualquier sospecha y tras un contacto con alguien con meningitis.  

"La detección y el tratamiento precoz son fundamentales para salvar vidas y reducir secuelas una vez que se ha desarrollado la enfermedad. La meningitis puede producir la muerte en menos de 24 horas, por lo que requiere atención médica urgente", enfatiza la Dra. Bashir. 

Niños y adolescentes, principales grupos de riesgo

Es importante, por tanto, prestar atención a los síntomas, que suelen incluir fiebre repentina, dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello, náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y erupciones cutáneas. En bebés y niños pequeños puede manifestarse con irritabilidad inexplicable, vómitos y abultamiento de la fontanela.

Aunque cualquier persona puede contraer meningitis, los grupos de mayor riesgo son los niños menores de 5 años, sobre todo cuando no están vacunados, y los jóvenes de entre 15 y 24. A estos dos grupos habría que añadir otros dos, el de personas inmunodeprimidas y el de aquellas que viven o trabajan en entornos especialmente concurridos.
 
"Aunque la vía de transmisión varía según el organismo, la mayoría de las bacterias que causan meningitis se contagian entre los seres humanos principalmente a través del contacto cercano con una persona infectada, tras la inhalación de las pequeñas partículas líquidas que se expulsan al hablar, toser o estornudar", explica  esta neuróloga.

Los hábitos de higiene personal constituyen la mejor estrategia de prevención. Al igual que para hacer frente a la Covid-19, frente a la meningitis se aconseja lavarse las manos frecuentemente, no compartir utensilios, desinfectar y ventilar los espacios comunes, cubrirse al toser o estornudar, y usar repelente y ropa protectora en zonas con mosquitos u otros animales que puedan transmitir infecciones.

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