El juicio de Ana Julia Quzada está desmontando la versión que la asesina confesa había intentado colar en el ideario público. Además, escuchando las declaraciones de los agentes que ya han pasado por el juzgado, se está conociendo que la Guardia Civil mordió el anzuelo de varios de los cebos puestos por la asesina después de acabar con la vida de Gabriel.

Tal y como ha recogido el diario El Español, hasta cuatro estrategias utilizadas por Quezada consiguieron engañar a los agentes durante un tiempo. Una frase utilizada por uno de ellos en la sala de vistas marca a la perfección el plan utilizado por la autora del crimen: “Todo lo que le decíamos a él [el padre del niño], ella lo acababa sabiendo, y podía ir anticipándose a los planes que teníamos".

Conocimiento de información que permitía a Quezada modular su estrategia en función de los avances de la Policía. Un auténtico rompecabezas en el que la Guardia Civil fue mucho tiempo por detrás de la autora consumiendo tiempo y recursos.

La Finca

Ana Julia demostró tener un temple de los nervios bastante elevado cuando llevó a los agentes a La Finca donde tenía enterrado al pequeño. Era conocedora de que la policía iba tras ella, y no dudó en llevarlos a la zona del crimen sin ningún tipo de pudor, ganándose la confianza de los agentes en primera instancia.

La apertura de las puertas hizo que los agentes renegaran en primer momento de realizar una batida en profundidad. “Los familiares habían estado pernoctando allí. Ella nos llevó también a nosotros. No tenía sentido", alegó el agente.  

La recompensa

Los padres de Gabriel Cruz ofrecieron desde el principio una recompensa a aquellos que dieran información sobre el caso. Poco después estos pensaron en incrementar la cantidad de la recompensa, pero se echaron atrás cuando los agentes se lo desaconsejaron.

Ana Julia Quezada fue una de las defensoras a ultranza de la idea, llegando a cabrearse cuando Ángel le contó que no se incrementaría la cantidad finalmente. Este énfasis también hizo reflexionar a la Policía, que llegó a pensar que el niño estaba vivo y que Ana julia podía estar involucrada en un hipotético rapto.

La camiseta

Ana Julia colocó la camiseta del niño a 800 metros de la casa donde vivía su exmarido, tratando de alejar el foco de atención de La Finca donde había enterrado a Gabriel. Así, Ana Julia pretendía desviar el foco de atención con una maniobra que la alejara de las sospechas de los agentes.

La furgoneta

Su exmarido era propietario de una furgoneta blanca, por lo que Ana Julia, con todo bien pensado y perfectamente cuadrado, llevó a Ángel a casa de su exmarido (donde había dejado la camiseta) para que se fijara en este detalle.

Vecinos de Las Hortichuelas ya habían avisado de que avistaron una furgoneta blanca la tarde de la desaparición del pequeño.