El incendio iniciado el lunes 6 en Llutxent (Valencia) ya ha devorado más de 3.000 hectáreas de seis municipios distintos, obligando a más de 2.600 personas a desalojar sus casas e incluso quemando unas 40 viviendas de urbanizaciones de Gandía.

El viento que actualmente sopla en la región continúa complicando las labores de extinción. Pese a ello, la carga de humedad es mayor y las temperaturas han descendido desde ayer.

José María Ángel, director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat, ha afirmado que estas circunstancias "nos hacen pensar que podemos ir a un umbral de dominio sobre la evolución del fuego" y su "perimetraje".

Actualmente están trabajando en el terreo más de 700 agentes forestales de la Generalitat, bomberos de los consorcios provinciales de Alicante, Valencia y Castellos asi como miembros de la UME y 28 hidroaviones.

El Ayuntamiento de Gandía ha informado que el fuego ha afectado a unas 40 viviendas.

 


La corporación municipal ha instalado un punto de información y ha habilitado varias zonas de realojo, además de poner en marcha a una brigada de veterinarios que recorren las zonas afectadas para recoger a los animales

En el pleno de emergencia que han realizado, los grupos municipales han acordado por unanimidad solicitar al Consejo de Ministros la declaración de emergencia de las zonas quemadas en el incendio de Llutxent, así como ayudas económicas por daños y la apertura de líneas de préstamos preferenciales subvencionadas por el ICO.

Ximo Puig, Presidente de la Generalitat, ha declarado que la situación del incendio sigue siendo "extremadamente complicada" y que están pendientes de la evolución de la meteorología. Además, ha confirmado que un rayo ha sido la causa del origen del incendio.

En un comunicado, la organización ecologista WWF ha considerado "urgente" cambiar el enfoque en la lucha contra los incendios y apostar por la prevención para crear un entorno menos vulnerable al fuego. Ese cambio pasa por recuperar usos y aprovechamientos de los montes, desarrollar planes de autoprotección en las viviendas en zonas forestales y definir planes de prevención para las Zonas de Alto Riesgo de Incendios, evitando así la falta de gestión forestal y el urbanismo descontrolado que ha difuminado la frontera entre las viviendas y el bosque es "una combinación letal".

Greenpeace ha reclamado una mayor planificación para evitar episodios de emergencia social ante los grandes incendios forestales como el de Llutxent.