El padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz y párroco de la madrileña Iglesia de San Antón, ha puesto a subasta un pectoral de oro de gran valor para otorgar lo obtenido a las víctimas de la guerra en Ucrania. La cruz pectoral fue un regalo del obispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, que se la regaló al padre hace más de 50 años para que llevara a cabo acciones humanitarias. La historia de esta joya es un tanto curiosa, y el párroco la contó a La Nueva España hablando sobre sus memorias.

“El anillo y el pectoral siempre vuelven. Además, don Gabino ha sido un hombre al que yo he tenido que tener casi en silencio mucho tiempo, cuando me ayudaba muchísimo. Conservo todavía algo que puede ser una foto que no ha salido nunca. En una ocasión lo estábamos pasando muy mal y fui a ver a don Gabino, hacia 1970. Tarancón ya nos había ayudado mucho, con el dinero de sus libros, por ejemplo, y don Gabino cogió el anillo y la cruz pectoral y me los dio, para que los vendiera y sacara dinero. Pero con una condición: que no dijera que eran suyos”, comenzaba a relatar al respecto.

Después, proseguía: “Los guardé durante tiempo y un día los saqué a subasta en un programa de televisión, por Navidades. Estaban pujando unas cuantas personas y yo las pasé canutas y me asusté cuando se me ocurrió pensar: ‘A ver si ahora puja Rappel, el adivino, lo compra y se pone ese pectoral, y me mata don Gabino’. Entonces hablé con los miembros de una asociación de matrimonios. ‘Por favor, pujad vosotros, no vaya a suceder esto’. Intervinieron en la subasta y los adquirieron, y después vinieron y me devolvieron el pectoral y el anillo”.

La historia sobre este artículo santo va más allá: “Como me salió bien esa jugada, los subasté o los rifé tres o cuatro veces. Pero siempre vuelven, aquí están”. Ante este gesto, el padre Ángel recibió la llamada de don Gabino: ‘Eso te lo di, pero no para que hicieras publicidad de ello’. “Claro, que un obispo en aquellos años hiciera aquel gesto era un testimonio precioso. Y hoy los obispos no hacen esas cosas. Cuando me preguntan alguna vez si yo quiero ser obispo, digo que ahora mismo. ¿Para qué? Para vender las joyas de la Catedral y darles el dinero a los pobres. La actitud de don Gabino frente al gobernador Mateu de Ros, o en contra de los poderes políticos, cuando se encierran en la Catedral y les lleva café y mantas a los huelguistas… fueron gestos preciosos”, comentaba.

“Aquella donación del anillo y el pectoral me dio pie tiempo después a pedir a la reina y al Papa sus objetos o vestimentas, para poder subastarlos. La reina Sofía nos quiere mucho y me escribió una carta muy cariñosa en la que decía que había muchos objetos que eran regalos de otras personas y no podía deshacerse de ellos. Años después, cuando le pedí lo mismo a Juan Pablo II, me contestó que fuera por allí. Entramos con él a su habitación y en esta caja blanca metió el solideo y bolígrafos y llaveros. Y aquí están estas joyas, en esta caja blanca. El Papa no solía dar el solideo a nadie, y éste ha tocado y ha sudado la cabeza de Juan Pablo II”, remataba.

Lección humanitaria con la guerra en Ucrania

El padre Ángel ha vuelto a dar una lección humanitaria con la crisis de los refugiados que ha provocado la invasión rusa de Ucrania. La ONG del sacerdote, Mensajeros de la Paz, ha coordinado la caravana de 34 taxistas madrileños que han viajado hasta la frontera ucraniana con Polonia para recoger al máximo posible de refugiados que han huido de la guerra.

Un total de 130 refugiados que han llegado en la madrugada de jueves a Madrid y que recibían la bienvenida del propio padre Ángel en el que será su nuevo hogar. El sacerdote agradecía su gesto a los taxistas desde su famosa Iglesia de San Antón, en la céntrica calle Hortaleza de Madrid.

La organización Mensajeros de la Paz será la encargada de coordinar el acogimiento de 90 refugiados ucranianos a través de hoteles casas de acogida. Los otros 40 tendrán la suerte de alojarse con familiares que ya vivían con anterioridad en Ucrania.