El infarto de miocardio​ que sufrió Iker Casillas mientras entrenaba con el Oporto en abril de 2019 truncó los planes de vida del jugador. Tras retirarse de la carrera para intentar convertirse en presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), el ex jugador del Real Madrid busca nuevos planes de vida y regresa a la capital, donde su antiguo club le mantiene las puertas abiertas

Por el momento, Casillas pasa unas tranquilas vacaciones entre su pueblo y el de Sara Carbonero. “Somos personas de riesgo y no queremos arriesgar”, confesaba el portero. Pero, tras cinco años en la ciudad portuguesa, la vuelta a Madrid parece estar asegurada en septiembre a juzgar por la reciente adquisición de una casa, situada en la zona de Moncloa. Una localización perfecta para que Casillas vuelva a estrechar lazos con su familia y amigos. "Todos mis amigos viven en Móstoles y Fuenlabrada y desde allí hay salida directa a la carretera de Extremadura", comentaba Iker a la revista Semana

Según la revista Diez Minutos, la nueva casa, de unos 300 metros cuadrados, le habría costado tres millones de euros. Y sería una cantidad pagada en exclusiva por el jugador ya que, según el mismo medio, la vivienda estaría escriturada exclusivamente a su nombre.

Un hecho que ahonda en los rumores de crisis en la relación del futbolista con la periodista de Mediaset. “La verdad es que he estado de un lado para otro e igual no he estado lo que tendría que haber estado al lado de Sara”, reconocía el futbolista. A la distancia física entre ambos se suma también su reciente ausencia en el funeral del abuelo de Sara. 

Casillas resta importancia a sus posibles problemas de pareja asegurando que "no estoy para memeces", pero lo cierto es que la compra de su última casa no parece augurar nada bueno a la pareja. Por el momento, Iker ha supervisado en solitario la mudanza para trasladar las pertenencias de la familia desde Oporto a la antigua residencia de la pareja en la exclusiva urbanización de La Finca, cerca de la capital. Aunque ese inmueble podía ser solo una escala para el portero, a la espera de que termine la reforma de la casa de Moncloa.