Si los ingresos hospitalarios son duros, tanto para el paciente, como para los familiares, todavía lo son más las estancias en Unidades de Cuidados Intensivos.

La necesidad de monitorización continua de quienes han de pasar por ellas hace especialmente tedioso y largo el tiempo. Sin embargo, algunos hospitales como el Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, integrado en la red sanitaria pública madrileña, ha introducido un importante cambio en el funcionamiento de su UCI con el fin de humanizar la atención en esta área especialmente sensible.

La iniciativa se basa en la organización de salidas para pacientes cuya situación clínica y personal lo permiten.

De este modo “pueden moverse por los pasillos del hospital, dar un paseo por su amplio hall, acercarse a su tienda para comprar prensa o lectura, tomarse un respiro en alguna de las terrazas interiores o, incluso, salir a la explanada exterior del centro, a pleno aire libre”, explica el Dr. Manuel Pérez Márquez, jefe de la UCI.

Para garantizar su seguridad, los pacientes hacen estos paseos, además de con un familiar o acompañante, con personal sanitario, médico, enfermera o auxiliar. No obstante, si las circunstancias clínicas lo hacen posible, “puede suprimirse parcial o totalmente la presencia sanitaria y sustituirla por la vigilancia de los profesionales asistenciales desde la distancia”, aclara este especialista, que apunta que, de este modo “se favorece su intimidad”.

En cualquier caso, siempre hay un acompañante con el paciente, y si por la razón que sea este no lo tiene, hace esa función el personal sanitario. Del mismo modo, las salidas se realizan con los apoyos médicos que sean necesarios: camilla, silla de ruedas, soporte de oxígeno, etc.

El proyecto está pensado, principalmente, para quienes están ya bastante recuperados, pero aún necesitan monitorización estrecha y no pueden pasar a hospitalización en planta; quienes llevan mucho tiempo en el servicio y tienen pocas opciones de recibir de alta; quienes se espera que, tras mejorar en la UCI se vayan de alta directamente a sus domicilios; o quienes no tienen familia que pueda venir a verlos y adolecen de un sentimiento de soledad y aislamiento añadido.

Se hace, eso sí, siempre y cuando la situación clínica y la logística del servicio lo permitan y se cuente con la opinión favorable del paciente y/o sus familiares.

“Poder dar estos paseos cambia completamente la experiencia de los pacientes”, subraya el Dr. Pérez. “Mejora muchísimo su bienestar y situación emocional, y lo hacen también otros aspectos más clínicos, como la desorientación y el delirio, cuyo riesgo aumenta, especialmente en pacientes de determinada edad, con los ingresos hospitalarios, y, más aún, en servicios como la UCI”, añade. Con la aplicación de estas pautas ese riesgo “disminuye notablemente”.

En lo que respecta a los pacientes ingresados por Covid-19, por el momento, se ha descartado ofrecer esta alternativa.

Un largo camino

Hace años que este centro hospitalario comenzó a introducir proyectos encaminados a mejorar el ingreso de los pacientes en la Unidad de Cuidados Intensivos. En este sentido se reformaron algunas zonas del servicio, se hizo una progresiva apertura a familiares y allegados y se ampliaron los horarios. “Prácticamente se convirtió en una UCI de puertas abiertas, pero nos dimos cuenta de que aún nos faltaba algo: que los pacientes pudieran ver más allá de las cuatro paredes que les rodeaban”, indica el Dr. Pérez.

A la vista del éxito obtenido por esta última iniciativa, en la unidad se plantean, incluso, desarrollar nuevas fases. “Estamos estructurando una zona con tres o cuatro camas, algo más separadas del resto de puestos del servicio, para facilitar que los pacientes a los que, previsiblemente, vamos a dar el alta en 24 horas o menos puedan salir a dar estos paseos fuera de la UCI”, avanza su responsable.

La humanización de la UCI es una de las muchas medidas que el Hospital Universitario Rey Juan Carlos ha puesto en marcha con el fin de humanizar la atención sanitaria, algo que los usuarios han reconocido siempre de forma muy positiva. “El de la UCI es el último eslabón, y quizá uno de los más relevantes y a la vez exitosos y agradecidos, de una trayectoria que iniciamos hace años para promover la humanización”, concluye el Dr. Pérez.

Como ejemplo de esta apuesta del hospital, el jefe de su UCI fue también uno de los profesionales elegidos para intervenir en representación de todo el personal del Rey Juan Carlos en el acto institucional de su décimo aniversario, celebrado a finales del pasado junio, en el que se pusieron de relieve los valores diferenciales del centro, balance e hitos de esta primera década que le han permitido consolidar su modelo de asistencia sanitaria basada en la excelencia, la vanguardia, la innovación y, de nuevo, el trato humanizado al paciente.

Durante sus palabras, el Dr. Pérez recordó su trayectoria en el hospital, destacando “lo especial de este centro: el trabajo en equipo y el enfoque en la innovación”, así como “lo que lo sostiene, que no son estas paredes, sino la gente que trabaja en él, con su vocación, compromiso, profesionalidad y cercanía, tratando a los pacientes no solo con las manos, sino también con el corazón”.

El Hospital Universitario Rey Juan Carlos se inauguró el 21 de marzo de 2012, vinculado a la Universidad del mismo nombre, lo que ha facilitado el desarrollo en estos años de los dos pilares estratégicos que completan al asistencial en el centro, la docencia -es universitario desde su nacimiento y está acreditado para la formación de residentes desde 2016- y la investigación -integrado en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz-; en un edificio realizado por Rafael de la Hoz con una arquitectura con personalidad propia y una estructura fuertemente enfocada a la funcionalidad y bienestar de profesionales sanitarios y pacientes.

El centro se puso en marcha con el objetivo de ofrecer a sus pacientes, ya desde el primer día, una asistencia integral, humana y de excelencia, atendiéndoles con eficacia y agilidad, ofreciéndoles una medicina basada en el valor y poniéndoles en el centro de su actividad.

Así nació un hospital diferente, basado en la política del centro de Trato y Tratamiento y marcado por una estrategia que los pacientes han percibido y valorado siempre muy positivamente. Para ello, se ha apoyado en una dotación tecnológica que siempre ha estado a la vanguardia y en constante actualización; una firme apuesta por la innovación, la digitalización, el Big Data y la Inteligencia Artificial para mejorar la salud de la población; una amplia cartera de servicios, que ha crecido y mejorado en resultados y procesos; una apuesta por la docencia y la investigación; y, sobre todo, un cuadro profesional del mayor prestigio y calidad humana.

En esta década, las cifras son otro de los avales que explican su consolidación como referencia en atención hospitalaria: más de 2.000 trabajadores en plantilla para dar cobertura sanitaria a casi 178.000 habitantes de los 18 municipios que constituyen su población de referencia, y cuyo trabajo, implicación y profesionalidad diarios han permitido atender a cerca de 4.900.000 pacientes en consultas convencionales y a unos 275.000 en consultas no presenciales, llevar a cabo casi 190.000 intervenciones quirúrgicas, atender más de 1.200.000 urgencias, realizar más de 175.000 ingresos hospitalarios y traer al mundo a 18.100 niños. Además, actualmente es el hospital más elegido por los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, al tener la tasa de libre elección más alta de la región.

Diez años que han dado para muchas dificultades y retos, como el más relevante y reciente: los más de dos años que llevamos luchando contra la Covid-19; pero también para numerosas satisfacciones y premios, como el Reconocimiento de Excelencia en Gestión EFQM 5 Stars, otorgado por la Fundación Europea para la Gestión de la Calidad.

A estas buenas noticias, el hospital espera sumar en breve la construcción de un nuevo edificio de consultas para responder a su creciente actividad asistencial, fruto de la confianza de nuestros pacientes en su oferta asistencial. Esto permitirá reubicar la actividad ambulante fuera del edificio principal para priorizar en él la hospitalización, ampliando el número de habitaciones de uso individual, y mantener así el objetivo de favorecer la humanización en la atención sanitaria con el que se puso en marcha este centro.