Menos de 24 horas después de confirmarse que el cuerpo encontrado era el de la profesora Laura Luelmo, desaparecida en la localidad onubense de El Campillo, la Guardia Civil ya ha detenido a un sospechoso por su muerte.

Se trata de Bernardo Montoya, el hermano gemelo del vecino de la víctima, que cuenta con antecedentes por haber cumplido condena por asesinato, por la muerte de una anciana de 80 años. A lo largo de la tarde de este lunes, algunos medios apuntaban a que el vecino de Laura podría haber sido visto por testigos abandonando su casa en coche y a toda prisa. Sin embargo, hay que recordar que ese hombre está en estos momentos en prisión.

Por ello, ahora las investigaciones apuntan a su hermano gemelo, a Bernardo Montoya. Y es que, Laura ya le habría hablado de este hombre a su familia. Incluso le comentó a su novio que no le gustaba como la miraba.

Registros y antecendentes

La Guardia Civil ha estado horas registrando tanto el domicilio de estos dos hermanos, como el de la víctima.

Ha sido después de realizar los registros cuando agentes de la Guardia Civil han detenido al gemelo del vecino de Laura como principal sospechoso de su muerte.

Los primeros informes de la autopsia apuntan a que Laura podría haber sido asfixiada, le faltaba parte de la ropa y fue golpeada fuertemente en la cabeza, por lo que habría sido una muerte con violencia. Además, los investigadores creen que habría sido asesinada en un lugar distinto a donde se halló su cadáver; por lo que la habrían trasladado.

Laura Luelmo, la joven desaparecida en El Campillo (Huelva).

Ambos hermanos tienen antecedentes penales por acoso sexual o asesinato y, por ello, cuando cumplieron condena y volvieron al pueblo, los vecinos les mostraron su rechazo. Incluso se manifestaron en varias ocasiones exigiendo su marcha.

Los investigadores centran sus esfuerzos en localizar el teléfono móvil de Laura Luelmo. Según las antenas de repetición de telefonía de la zona, el móvil estaría a nueve kilómetros de distancia de la acequia donde fue arrojado el cadáver de Laura.

Todo por un sueño

Laura dejó su vida en Zamora para ocupar una plaza de profesora de plástica en un instituto de este pueblo de Huelva. Quería ganar puntos para poder optar a una plaza fija y mostrar su talento artístico.

La víctima había protagonizado varias exposiciones mostrando sus ilustraciones, incluso en México. Pero también había dado clases de caricaturas en un curso impartido en la Biblioteca Nacional.

Sólo llevaba unas semanas viviendo en el pueblo de El Campillo y vivía de alquiler en la casa de enfrente del ahora detenido como sospechoso de su muerte.