Después de que se conociera que la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto a su pareja, Alberto González Amador, no solo habían adquirido el piso que le ha llevado a este a estar bajo la acusación de la Fiscalía, sino que también disponían del ático situado justo encima, la investigación se centra ahora en Babia Capital, S.L., su propietario y la vinculación que este mantiene con González Amador.
La sociedad, que comparte nombre con una de las comarcas más reconocidas de la provincia de León, es la responsable del arrendamiento del ático situado justo encima de la nueva vivienda compartida por Ayuso y su novio. A pesar de la referencia geográfica que hay en su nombre, no está en Babia, tiene su sede en la calle Bravo Murillo, en Madrid, aunque, si bien es cierto, se constituyó como tal en León en 2019.
Actualmente, su único administrador es Javier Luis Gómez Fidalgo, economista también leonés y el que fue asesor de González Amador cuando la Fiscalía lo acusó a principios de marzo por defraudar a Hacienda con 350.000 euros en los meses más duros de la pandemia. Según los datos recogidos en el Catastro, el ático recientemente arrendado a Babia Capital S.L. tiene 155 metros de vivienda y 21 metros de elementos comunes. Por lo que hace al piso situado en la planta inferior, según un informe al que tuvo acceso ElPlural.com, este cuenta con más de 183 metros cuadrados, además de zonas comunes, divididas en vestíbulo, comedor, despacho, cocina, aseo y dormitorio de servicio, cuarto de aseo, cuarto de baño principal, dormitorio principal, tres dormitorios y un vestíbulo de servicio. Entre el piso y el ático de lujo, suman un total de 387 metros cuadrados con un valor total que superaría los dos millones de euros. Por lo que sus arrendatarios tampoco “están en Babia”.
Ahora bien, ¿de dónde viene Babia y este famoso refrán?
Babia, más allá de la sociedad del empresario leonés, es una comarca de la provincia de León que limita al norte con Asturias. Es conocida por sus verdes praderas y valles, y por concentrar una intensa actividad ganadera. De hecho, ha sido tradicionalmente un punto clave para la trashumancia, donde año tras año subían a sus puertos rebaños de ovejas merinas.
Con esto, se puede intuir de dónde viene la expresión ‘estar en Babia’. El origen se remonta a la Edad Media, cuando la nobleza y la realeza, con el objetivo de encontrar un remanso de paz lejos del ruido y los escándalos que a menudo les rodeaban, elegían como destino Babia para relajarse. Esto provocaba que las consultas al rey en ese momento se imposibilitaban dado que este estaba ausente, o, mejor dicho, estaba en Babia.
Aunque existen múltiples teorías sobre el significado de este refrán, todas ellas comparten que estar en Babia es estar desconectado. Y esto tiene una misma referencia: la paz que se encuentra en los valles de esta comarca leonesa.
Una tranquilidad que, a la vista está, se concentra en su totalidad en esta comarca y que brilla por su ausencia en la vida de Alberto González Amador. Ahora mismo se encuentra acusado por dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad documental. En concreto, según reveló la Agencia Tributaria los dos delitos de fraude responden a un valor de 155.000 euros en 2020 y de 195.951,41 euros en 2021. Por lo que hace al delito de falsedad documental, la causa está en las supuestas facturas falsas con la intención de rebajar los beneficios de sus sociedades millonarias. En este momento, las acciones legales de la Fiscalía están a la espera de que el juzgado de instrucción número 19 de Madrid admita o no a trámite la denuncia.
Entre tanto, la última respuesta por parte del acusado ha sido el anuncio de una querella contra la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la inspectora de Hacienda responsable del caso y contra la Fiscalía de Madrid. El motivo de estas acciones legales está en un posible delito de revelación de secretos.
Con todo ello, mientras se tramita la denuncia y sigue abierta y en su fase de desarrollo la investigación, la pareja disfruta del piso y el ático que, aunque le dan ciertos lujos, no les permitirán, de momento, el de estar en Babia.
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