Hace unos pocos años, la sociedad pareció tomar conciencia de que el goteo constante de población desplazándose desde las zonas rurales y desde pequeños centros urbanos a las grandes ciudades era un hándicap que el país no se podía permitir. Se acuñó, entonces, el término España vaciada, que hoy ya nos resulta tan familiar. Nacía así el lema como una reivindicación contra el abandono rural y su rendición al macrodesarrollo urbano.

Éramos pocos y, a ese abandono creciente, se ha sumado el cambio climático que provoca una tasa de aridez sin precedentes. El estudio La España desertificada, del Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, en colaboración con la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), concluye que el 28% del territorio rural español sufre despoblación, el 45%, aridez, y el 17,5%, ambos problemas a la vez.

En el siguiente gráfico del propio estudio se puede ver que el territorio rural expuesto tanto al cambio climático como a la despoblación se concentra en el sur de Castilla y León y de Aragón, y en casi toda Castilla-La Mancha. En la figura de arriba se muestra la distribución de la exposición a diferentes impulsores de cambio en el territorio español y en el de abajo, las categorías de ruralidad.

Territorio rural expuesto al cambio climático y a la despoblación

La investigación señala algunos factores que pueden ayudar a reducir la despoblación. Entre ellos, el desarrollo de la agroindustria y el de energías renovables, la oferta cultural y de entretenimiento rural, o la interconectividad con zonas urbanas. Pero, a la vez, advierte de que algunos de ellos pueden tener efectos colaterales no deseados, tanto en lo social como en lo ambiental. Por ejemplo, el desarrollo agroindustrial puede llevar a una concentración de explotaciones y de servicios agrícolas, algo que traería como consecuencia que los jóvenes agricultores e inmigrante tengan mayores dificultades en el acceso a la tierra. A su vez, si se intensifica el trabajo agropecuario, la erosión de los suelos, la sobreexplotación y la contaminación de recursos hídricos provocarían un riesgo aún mayor de aridez y una disminución de la resiliencia del territorio frente al cambio climático.

El objetivo del estudio es, por lo tanto, el de aportar un diagnóstico sobre una realidad que ya está aquí, para que la Fundación “la Caixa”, en colaboración con entidades locales y nacionales, públicas y privadas, ponga en funcionamiento las herramientas de que dispone en sus diferentes ámbitos de actuación (social, educativo, cultural y de investigación), para reconducir la situación.