Todos los días deberían ser 8M. Madrid, y el resto de España, se llenó este viernes de mucha gente bajo el lema Somos imparables. ¡Feministas siempre! Mujeres, hombres, niños, personas de mediana edad, ancianos. Familias enteras, hasta con sus mascotas. Todos juntos. Con disfraces, o sin ellos. Con los labios pintados de morado o no. Nuestro país se tiñó de color morado.

 

Pancartas de la manifestación 8M Madrid.

Madrid fue un claro ejemplo de ello. A la cabecera de la manifestación le costaba moverse con velocidad. Tres horas para recorrer el trayecto que hay entre Atocha y Plaza España. Ayudó el buen tiempo. Las voluntarias con chalecos amarillos, igualmente de todas las edades, pedían a la gente que se intentara echar a los lados para poder avanzar. También animaban a la multitud con cánticos. Daban indicaciones y sobre todo transmitían alegría. Aquello era una fiesta.

Voluntarias manifestación 8M en Madrid.

“Madrid será la tumba del machismo”, decían con fuerza. “Sola, borracha, quiero llegar a casa” o “Casado y Abascal, alianza criminal”, se pudo escuchar. Se bailaba, se disfrutaba. El centro de Madrid estaba colapsado. Las calles aledañas estaban más llenas que nunca. Había quien aprovechaba a hacerse selfies en medio de la Gran Vía. No todos los días se puede caminar por ahí sin coches. Globos morados, muchos carteles y alguna que otra bandera republicana o bandera del arcoíris, símbolo del orgullo gay. Desde megafonía comentaban que el objetivo era decir al patriarcado que las mujeres están cansadas de que no se resuelvan sus problemas.

Había mujeres musulmanas con velo sujetando un cartel con el texto ¡Mujeres teníamos que ser! También mujeres musulmanas con velo entre las voluntarias del chaleco amarillo. Llamaban la atención de los fotógrafos. Todo se desarrollaba con normalidad, excepto cuando algún hombre provocaba intentando ponerse en medio, u ocupando el espacio destinado a la organización. Al final, no se entraba al trapo. Se continuaba sin más. Se cerraron estaciones de metro por motivos de aglomeración.

Mujeres musulmanas en la manifestación del 8M en Madrid.

Los carteles llevaban textos de todo tipo, pero todos en la misma dirección: El patriarcado me da patriarcadas; No es moral, ni es amar, el maltrato soportar; No estamos todas, faltan las asesinadas; Corre, ve y dile que no vamos a ser tan dóciles; o Somos el grito de las que no tienen voz. Se tiró de imaginación para ellos. No había muchos repetidos. “¡Qué viva la lucha feminista!”, fue un clamor que primó. Se defendió la igualdad. Edificios como el Ayuntamiento de Madrid se veían con luces moradas.

Ayuntamiento de Madrid el 8M.

 

Había representantes de los principales partidos políticos; excepto del PP, que se desmarcó de la convocatoria, y de VOX, ya que mujeres a dicha formación han convocado una manifestación este domingo contra el feminismo “supremacista”. Los políticos varones, como Íñigo Errejón, señalaban que las protagonistas eran ellas y pedían que las declaraciones se tomaran a sus compañeras. Inés Arrimadas, Begoña Villacís, Carmen Calvo, Irene Montero, y un largo etcétera estaban allí.

Maestre y su compañera de Más Madrid Clara Serra, dijeron en declaraciones a la prensa que se sentían las calles. Respecto a la manifestación de las mujeres afines a VOX del domingo, la portavoz del Ayuntamiento de Madrid sostuvo que el movimiento feminista es “un movimiento de progreso, de avance, que nos hace crecer y ser más fuertes como sociedad” que “no debe dejarse enredar por discursos que son muy minoritarios”. De acuerdo con sus palabras, “la extrema derecha es una parte muy pequeña de la sociedad y los partidos conservadores no deben dejarse arrastrar por discursos que son extraordinariamente minoritarios”. Concluyó que “España es un país feminista donde la mayoría de los hombres y las mujeres quiere más igualdad, más justicia y más libertad para las mujeres, una sociedad que quiere que las mujeres puedan vivir sin violencia y sin agresiones sexuales”. De esta manera, y con un día histórico, España abrió paso a las mujeres imparables.