Cada seis minutos se produce un nuevo caso de ictus en España. Esta enfermedad, también conocida como embolia, trombosis o infarto cerebral, se produce cuando se obstruye o disminuye el flujo sanguíneo al cerebro. Esa ausencia de riego puede provocar, entre otras secuelas, dificultades motoras o visuales, trastornos en el lenguaje, disfagia (problemas para tragar alimentos), incontinencia urinaria, alteraciones en el estado de ánimo e incluso un deterioro cognitivo. El ictus es la primera causa de discapacidad adquirida en adultos en todo el mundo y la recuperación en muchos casos es complicada pero no imposible.

La rehabilitación es vital para que las personas que han sufrido un ictus puedan volver a su vida habitual en las mejores condiciones posibles. "El objetivo es crear un entorno para hablar sobre los síntomas, secuelas, oportunidades y posibilidades, que les permitirán conocer cuál es la mejor forma para recuperarse de un ictus", nos explica el doctor José Fernández Ferro, jefe del servicio de Neurología de los hospitales Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba, integrados en la red pública de la Comunidad de Madrid, en el marco de la última Escuela de Ictus organizada por estos centros.

Durante la fase aguda del ictus, que se produce justo después de sufrir la pérdida de riego cerebral, el trabajo de los especialistas está centrado en estabilizar al paciente e impedir que los daños vayan a más. “Las primeras horas del ictus son cruciales”, asegura el dr. Fernández Ferro, quien nos explica qué hacer en el momento en que detectemos que una persona está sufriendo un ictus. “Si se detectan síntomas como asimetría en la cara, torcedura de la boca, dificultad para hablar o para mover las extremidades, falta de visión o fuerte dolor de cabeza, lo más correcto es llamar al 112 o el 061, para que indiquen el centro hospitalario más adecuado para llevar al paciente”.

Dr. Fernández Ferro: “Contamos con un equipo multidisciplinar y entendemos la rehabilitación como un proceso individualizado"

El ictus no necesariamente deja secuelas, pero cuando lo hace, es importante ofrecer un tratamiento integral para lograr cuanto antes una recuperación lo más completa posible. La rehabilitación empieza después, una vez superada la fase aguda. “Contamos con un equipo multidisciplinar y entendemos la rehabilitación como un proceso en el que el paciente recibe distintas atenciones, adaptadas a su situación personal y la evolución de la enfermedad”, enfatiza el Dr. Fernández Ferro.

La Escuela del Ictus es una iniciativa dirigida a pacientes de ictus, sus familiares y cuidadores con el fin de proporcionarles apoyo y recursos con los que afrontar las secuelas tras un accidente cerebrovascular. La última sesión de esta Escuela del Ictus, que se celebró de forma online, reunió al Dr. Fernández Ferro con algunos de los miembros de su equipo multidisciplinar. De forma virtual pudimos conocer detalles de las posibilidades de reducir las secuelas y cómo, gracias a un abordaje integral, “se mejoran las oportunidades de recuperación y control de los síntomas posteriores, consiguiendo aumentar tanto el porcentaje de pacientes en los que se logra que las secuelas sean solo leves o moderadas, como incluso el de aquellos que lo quedan asintomáticos tras superar el evento cerebrovascular”.

El proceso de rehabilitación produce “cierta dificultad personal y familiar”, reconoce el Dr. Fernández Ferro, “pero al mismo tiempo, es también una oportunidad para poder cambiar hábitos y estilos de vida". Olga Covaci, médico del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario General de Villaba, enfatizó durante su intervención en que la recuperación depende en gran medida de la gravedad del deterioro y del grado funcional que tenía previamente. “También de su motivación o estado de ánimo, apoyo familiar y la plasticidad neuronal, que es la capacidad del cerebro para reaprender aquello que hemos perdido. Ahí juegan un papel importante los terapeutas”, añadió.

“El objetivo es conseguir que el paciente pueda reintegrarse en su vida previa al evento del modo más funcional posible"

El abordaje multidisciplinar permite iniciar el proceso de rehabilitación de forma precoz, en cuanto el paciente tiene estabilidad clínica. “El objetivo es conseguir que el paciente pueda reintegrarse en su vida previa al evento del modo más funcional posible, para lo cual se lleva a cabo una planificación detallada de su tratamiento y un seguimiento estrecho mediante reevaluaciones periódicas", explica la Dra. Covaci. Y añade: “No ponemos límites a la mejoría, pero es un largo camino.

En el proceso participan neurólogos, fisioterapeutas, médicos rehabilitadores, logopedas y trabajadores sociales, entre otros especialistas. Esther de Prado Zorzo, fisioterapeuta del Hospital Unviersitario General de Villalba, aseguró que su trabajo va enfocado “principalmente al reaprendizaje de los patrones de movimiento afectados mediante la neuroplasticidad: la capacidad del sistema nervioso de crear nuevas conexiones neuronales cuando se reciben estímulos". La atención que se ofrece a cada paciente es individualizada e incluye la rehabilitación posterior para cuando pueda volver a casa: "Se analiza cómo hace el paciente una determinada tarea y se trabaja en las dificultades para ayudarle a crear nuevos patrones de movimiento mediante técnicas de facilitación para realizar dichas acciones de la manera más eficaz con el menor gasto energético", señala.

Una de las secuelas más frecuentes del ictus son los trastornos en el habla y la deglución. En este sentido, también ponen a disposición de los pacientes servicios de Logopedia, ya que "siempre hay capacidad de mejora y un elevado porcentaje de recuperar estas funciones, aunque es importante que la rehabilitación se inicie lo antes posible y haya un tratamiento diario y continuo, trabajando en el domicilio y aplicando todo lo aprendido en el día a día", asevera la logopeda Alexandra Palacios Zapata.

Por su parte, la Terapia Ocupacional "aborda la rehabilitación de miembro superior a nivel de hombro, codo, antebrazo, muñeca y dedos, intentando normalizar la sensibilidad y el tono muscular, a fin de conseguir el mayor movimiento posible para realizar las actividades de la vida diaria y así precisar de la menor ayuda por parte de un cuidador o familiar", según Elisabeth Rodríguez, experta en este ámbito en los citados hospitales.

Disponibilidad de recursos sociosanitarios

También es importante para los pacientes conocer los apoyos sociosanitarios que les ayuden a sobrellevar la enfermedad. La trabajadora social del hospital de Villalba Elena Roldán Peinado explica que existen distintos recursos "en función de la afectación del ictus", como los hospitales de Media Estancia, "cuyo objetivo es obtener el mayor grado de capacidad funcional e independencia para que el paciente se reintegre a su entorno"; el Centro Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC), que persigue "conseguir la mayor independencia funcional junto con la reintegración social"; y la rehabilitación ambulatoria en hospitales de agudos, "para pacientes menos afectados que pueden retornar, tras el proceso agudo, a su domicilio y acudir de forma ambulatoria a tratamiento de rehabilitación".

La atención es también en este caso individualizada y se les apoya en todos los trámites que puedan necesitar, entre ellos la solicitud de la dependencia o la discapacidad, la derivación a Servicios Sociales y la gestión general del recurso sociosanitario correspondiente.

"“Hay que ser muy constante y no pensar que esto no tiene remedio, estar animado, no cansarte" (María Aparicio, paciente de ictus)

María Aparicio sufrió un ictus el pasado mes de diciembre y ha vivido en primera persona la atención de este equipo multidisciplinar. Tras pasar unos días en la UCI y varias operaciones, se despertó sin habla y sin movimiento en el lado izquierdo. Aunque todavía está en proceso de recuperación, está muy restablecida y ha podido explicar personalmente su proceso. “Hay que ser muy constante y no pensar que esto no tiene remedio, estar animado, no cansarte... Es un proceso en el que los médicos y rehabilitadores te ayudan muchísimo. Cuando entiendes lo que te pasa y por qué, es mucho más fácil”.

Iniciativas como la Escuela del Ictus ayudan a comprender esta enfermedad y es un recurso que, según nos explica el Dr. Fernández Ferro, es bienvenido por parte de familiares, cuidadores y pacientes, quienes "agradecen mucho disponer de un espacio con profesionales en el que preguntar y resolver dudas", especialmente si los expertos lo hacen teniendo en cuenta el factor emocional que atraviesan las personas. "La dimensión de apoyo psicológico hay que atenderla tan bien, o mejor, que la parte puramente científica porque si hay algo humano es el trato con el paciente, y el que en nuestra profesión no lo sepa hacer, no será un buen profesional", concluye el neurólogo.