Los escoltas de la Casa Real han decidido alzar la voz, algo poco habitual, para denunciar la precaria situación que están viviendo estos días de confinamiento por el coronavirus. No sólo claman por la falta de material de protección frente a la pandemia, que les ha llegado en cuentagotas hasta este mismo martes, sino por los caprichos de las infantas Cristina y Elena, que les mantienen trabajado al mismo nivel y cumpliendo encargos como ir a por comida a restaurantes o a por zapatos en Zarzuela. 

No se trata del personal que atiende la seguridad de los reyes Felipe VI y doña Letizia, señalan en una información de Vanitatis, al tiempo que ponen como ejemplo la actitud que están teniendo la infanta Margarita o Irene, la hermana de la Reina Sofía: “Hemos vivido muchos momentos con esta familia, incluso en las situaciones más difíciles, pero ahora hablamos de nuestra salud, de nuestras vidas".  

“Los escoltas hacemos lo mismo, las mismas horas y en los mismos lugares, sin prevención ninguna", denuncian, sin apenas material de protección, que no ha llegado hasta este martes. “Pedimos a los superiores que nos protegieran y lo único que hemos conseguido, muy poco a poco, es algunas cajas de guantes, gel y mascarillas”, señalan.

Si los escoltas de la infanta Elena denuncian que ninguno de los 20 agentes ha sido eximido de su trabajo y que les encarga ir a “recoger zapatos a Zarzuela” mientras que ella ha llegado a irse de cacería, el servicio de seguridad de la infanta Cristina no lo está pasando mucho mejor. Ellos están confinados en Ginebra, la ciudad suiza donde vive la hermana de Felipe VI, y se encargan también de cuestiones de “servicio doméstico” como ir a comprar medicinas “a las 3 de la madrugada” o ir a comprar pizzas al restaurante que les pide la infanta.

A por pizzas

La infanta Cristina había estado viajando a la cárcel de mujeres de Brieva dos veces al mes para visitar a su marido, Iñaki Urdangarin, a quien ahora la justicia ha negado los permisos de fin de semana. Mientras, la hermana de Felipe VI está confinada en Ginebra para escapar de la pandemia del coronavirus. Ella tiene cinco escoltas menos que Elena, en total 15, que se dividen en grupos y trabajan por semanas, porque su papel en Ginebra exige un servicio de 24 horas todos los días de la semana.

Ahora mismo, según denuncia Vanitatis, hay tres agentes que se encuentran atrapados en Ginebra. Viven en un edificio diferente al de la infanta, “lejos de sus familias y de los suyos en momentos tan duros como estos, y total, para realizar tareas que no son las suyas”. Tareas de servicio doméstico: "Ahora vete a comprar medicinas a las 3 de la madrugada, ahora ve a por una pizza al restaurante x".

Mientras, los agentes denuncian el contraste de la infanta Margarita, hermana de Juan Carlos I, que ha prescindido de sus seis escoltas asignados para que no trabajen. Ellos la siguen llamando para ver si necesita algo, “como mucho han ido un día a la compra". Y lo mismo pasa con Irene, la hermana de la reina Sofía, que vive en Zarzuela y ha dejado libres a sus escoltas para que pasen estos duros días con su familia.