La llegada del coronavirus ha desencadenado nuevos acondicionamientos en los espacios públicos para garantizar la seguridad y la salud de la población. Medidas que no solo sirven para prevenir al COVID-19, sino también como elemento salvavidas en una situación que podría haber acabado trágicamente en la playa de La Mata (Torrevieja).

Dicha playa cuenta con unas cuerdas que sirven para delimitar el espacio de la arena en parcelas y evitar la propagación del virus. Este elemento ha sido crucial este lunes para que no muriesen ahogados un hombre y una mujer.

José Trigueros, empresario murciano narra: “De no ser por las cuerdas de parcelación del COVID-19 estarían muertos”, así lo ha expresado en el periódico El Español.  El empresario, junto a un grupo de turistas, Guardia Civil y Policía Local formaron un equipo de rescate.

Este lunes vino acompañado de un temporal con fuertes vientos y oleaje, en el que la bandera roja relucía en la playa de La Mata. A última hora de la tarde, un niño entre 6 o 7 años entró a darse un baño. “Los socorristas ya se habían marchado al término de su jornada y el padre del crío se tiró al agua a rescatarlo”, comenta Trigueros al periódico.

El ambiente era tenso y la corriente del mar estaba presente. Esta situación unida a la alta peligrosidad que tiene esa zona, trajo consigo una historia dramática. Sin ir más lejos, el pasado viernes murió ahogado un hombre de 58 años en el tramo sur de esta playa al no poder regresar a la orilla.

En ese momento, los turistas llamaron a las emergencias sanitarias para auxiliar a los bañistas. Esta situación tan desesperante, llevó a que dos hombres se lanzasen mar adentro al rescate del padre y el hijo. Sin embargo, aunque uno de los hombres logró ayudarles a salir, el otro, sin éxito, quedó amarrado a una boya por debilidad.

El hombre se encontraba a 200 metros de distancia de la a orilla, por lo que otra mujer fue en su ayuda, pero el mar la arrastró y quedó enganchada en una boya. “No paraban de gritar socorro porque ni el hombre ni la mujer aguantaban más en el agua”, contaba una turista a El Español.

Equipo de salvación

A la llamada vinieron cinco agentes: tres de la Guardia Civil y dos de la Policía Local. Rápidamente, organizaron entre todos un equipo de rescate, utilizando las cuerdas que delimitan las parcelas de la playa.

Para este verano, el Ayuntamiento de Torrevieja había invertido 102.245 euros para limitar los espacios en la arena. Gracias a esta medida, aprovecharon las cuerdas que dividían las parcelas para formar una gran cadena que ayudó para acercarse a cada una de las boyas.

Asimismo, uno de los guardias civiles que se colocó en el extremo del cabo tuvo que ser trasladado al Hospital de Torrevieja, al igual que el chico que se quedó en la boya.

Sin duda, un rescate tenebroso, que por suerte, no dejó ninguna víctima mortal.