Es un hombre del ‘aparato’ de la Iglesia, no pasaba por allí y le nombraron número dos de la Conferencia Episcopal Española o arzobispo de una plaza tan importante como Madrid. Carlos Osoro, el sustituto de Rouco Varela, lo reconoce sin ambages cuando dice: “suscribo todo lo que ha dicho la Conferencia Episcopal, soy y he sido parte de la Conferencia y me sumo a todo lo que ha dicho”. Pero -y ahí podría estar la diferencia con su antecesor- añade que “en estos momentos creo que es fundamental salir al encuentro de todos los hombres”, que los acogerá “a todos sin excepción”.

Una cultura de puertas abiertas
“Que no empiece yo a separarme por no ir a encontrarme”, subraya el nuevo arzobispo de la capital, que insiste una y otra vez en su propuesta de una “cultura del encuentro, de diálogo, de puertas abiertas, de mirar al otro como hermano y no como enemigo”.

La Iglesia no es un partido
En una entrevista en Alfa y Omega, Carlos Osoro deja claro de que ante temas espinosos como el aborto, la familia y la unidad de España, la Iglesia “no puede salir como un partido más, con sus mismos métodos ni posiciones, sino que tiene que salir como lo que es (…) no viendo permanentemente enemigos por todos los sitios”. Un enfoque muy distante del mantenido por el Arzobispado de Madrid durante el mandato de Rouco Varela. Están frescas en la memoria las concentraciones “de la familia” contra la ley del matrimonio gay o contra el aborto o sus provocadoras referencias a un tema de especial sensibilidad como es el 11-M.

Un hombre "normalito" y del Rácing de Santander
La cercanía que trasmite Osoro con sus palabras es similar a la del Papa Francisco y se refleja cuando al hablar de sí mismo se describe como un hombre “muy normalito” y que no va a hacer “nada especial”, cuya ambición es trasmitir una Iglesia “en la que nadie sobra”, que “no es una ONG, ni puede equipararse a una ideología”. Un hombre que visita “todos” los estadios de fútbol, pero “de corazón” es del Rácing de Santander”.