Pese a que existe entre la población la impresión de que son muchas las personas jóvenes que se enfrentan a un cáncer, lo cierto esta enfermedad están asociada a la edad. Son los años el principal factor de riesgo para desarrollar una neoplasia.

Sin embargo, no es ésta la idea más extendida entre la ciudadanía. Así lo corrobora el doctor Javier Martínez Peromingo, geriatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, que pone un ejemplo que lo evidencia: “En estados Unidos hace cuatro años se hizo una campaña a nivel mundial en la que se destacaba a través de mujeres jóvenes que una de cada ocho, tendría cáncer de mama a lo largo de su vida. Pero la realidad es que eso solo se cumple en mayores de 70 años. Si tienes 30, la posibilidad de tener cáncer de mama es de una entre 25.000”.

Las campañas que persiguen dar visibilidad al cáncer están siempre centradas en personas jóvenes, porque “no vende tanto la imagen del paciente mayor, que es el que realmente lo padece”, afirma a ELPLURAL.COM este especialista. “En los cánceres más frecuentes la edad media está siempre por encima de los 70 años. El único caso excepcional es el de mama, pero es así en el de pulmón, colon, vejiga, próstata, etc”, subraya.

La comorbilidad, la gran diferencia

Sin embargo, pese a que la mayoría de los pacientes con cáncer son mayores, el abordaje de la enfermedad no se ha pensado teniéndolos en cuenta.    

Los principales factores diferenciales con respecto al cáncer en personas jóvenes, son la comorbilidad y, sobre todo, la reserva funcional. “Si una persona de 40 años tiene un cáncer, lo normal es que no padezca ninguna enfermedad más. Pero a los 70, es muy probable que tenga colesterol, hipertensión o diabetes y, sobre todo, una determinada situación funcional que muchas veces complica los tratamientos y obliga a hacer una adaptación de estos”, explica el doctor Martínez Peromingo, que recientemente ha organizado en el citado hospital madrileño la III Jornada de Oncogeriatría ‘Valorando mejor al paciente mayor oncológico’.  

En este sentido queda mucho por hacer, puesto que, además, se desconocen las interacciones que tienen los fármacos entre sí e, incluso, sus efectos sobre personas de edad avanzada. “Los pacientes mayores han sido, sistemáticamente, excluidos de los ensayos clínicos para desarrollar fármacos”, denuncia este médico, que añade que “la Comunidad Económica Europea hace menos de un año mandó una normativa exigiendo que se les incluya”. “Para tumores que se diagnostican con 70 años se ha dejado fuera a todos los mayores de 65. No tiene sentido”, precisa.  

Las necesidades cambian

Otro de los factores a tener en cuenta tiene que ver con las necesidades de estos pacientes.

El oncólogo mexicano Enrique Soto Pérez de Celis, que también ha participado en la jornada que se ha desarrollado en el Hospital Rey Juan Carlos, cuenta con un estudio en el que compara los objetivos de los tratamientos oncológicos en la gente mayor y en los menores de 65 años. En el caso de estos últimos “el fin es curarte o vivir el mayor tiempo posible”, afirma el doctor Martínez Peromingo, pero “cuanto mayor te haces lo que más te importa no es vivir muchos años sino cómo vivir, tener calidad de vida y mantener la autonomía”.

Los tratamientos deberían estar dirigidos a las necesidades de los pacientes”, destaca el también coordinador del Grupo de Oncogeriatría de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Hay que pensar en fármacos que “a lo mejor no mejoren tanto la supervivencia, pero sí garanticen mejor calidad de vida y funcionalidad”, recalca.

A día de hoy. los pacientes mayores de lo que disponen es de la “adaptación de los tratamientos para los pacientes más jóvenes”, recuerda.

El geriatra, pieza clave

Todo ello hace que en el abordaje de esta enfermedad en el mayor sea fundamental la aportación del geriatra. Hay casos en los que es más probable que el paciente se muera con el cáncer que por el cáncer y por ello es primordial la valoración de este especialista.

“Nosotros somos los que le vamos a dar esa información a oncólogos y hematólogos, lo que permitirá decidir qué es lo mejor para el tratamiento”, aclara el doctor Martínez Peromingo.

En este sentido las sociedades españolas de Oncología Médica (SEOM), Hematología y Hemoterapia (SEHH), y Geriatría (SEGG) han establecido  una alianza para formar grupos específicos de trabajo y crear protocolos seguros dirigidos por y para personas mayores.

En clave de futuro

El envejecimiento de la población que se va a producir en los próximos años, va a tener una importantísima repercusión en el campo de la oncología. “En menos de dos décadas, el número de personas por encima de los 65 años se va a duplicar”, advierte este geriatra, y, por tanto, también se dispararán los casos de cáncer.

Es imprescindible “aumentar la formación en geriatría en el resto de especialidades”, asevera, al igual que “que haya geriatras en todos los hospitales, de manera que se nos pueda consultar”.

“Los pacientes mayores van a ser la mayoría, y a la mayoría no vamos a poder verlos, lo que hace fundamental seleccionar bien a aquellos que se van a beneficiar más de una intervención por parte del geriatra”, recalca.

A día de hoy ya hay establecidos en muchos hospitales protocolos al respecto y en los últimos tres años se ha pasado de tres unidades de oncogeriatría en España a 27, un crecimiento exponencial.