La piel de mariposa, nombre con el que más comúnmente se conoce la epidermólisis bullosa distrófica recesiva, un subtipo agresivo de la epidermólisis bullosa, es una enfermedad rara que afecta a la piel haciéndola extremadamente frágil. Quienes la sufren se enfrentan a continuas erosiones y ampollas. El más mínimo roce puede provocarles heridas, el desprendimiento de la piel y mucho dolor. Pero, además, tienen otros problemas asociados como fibrosis, pseudosindactalia (fusión de los dedos), y predisposición a desarrollar carcinoma epidermoide metastásico.

El manejo de esta patología supone un auténtico desafío para los médicos y una cruda batalla para los pacientes y sus familias.

No obstante, la investigación ha dado un importante paso en este sentido. Un grupo de científicos del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer), la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) ha llevado a cabo un estudio que ha demostrado la viabilidad de una estrategia de edición genómica con la herramienta CRISPR/Cas9 en modelos preclínicos de esta enfermedad.

A través de esta investigación, que se ha publicado en la prestigiosa revista Molecular Therapy, se ha conseguido “corregir un porcentaje inusualmente alto de las células del paciente-superior al 80 por ciento-”, explica Marcela del Río, investigadora del IIS-FJD y coautora del estudio.

El origen: mutaciones en un gen

La epidermólisis bullosa distrófica recesiva tiene base genética. “Está causada por mutaciones en el gen COL7A1, que codifica para el colágeno 7, una proteína esencial para la adhesión de la dermis y la epidermis”, subraya Del Río.

En España existe una alta prevalencia de “la mutación que se localiza en el exón 80 del gen, presente, aproximadamente, en la mitad de la población”, de ahí que se haya desarrollado una terapia de precisión dirigida a esta región del gen.

Regeneración de tejido normal

A través de la herramienta de edición genómica CRISPR/Cas9, se elimina de las células madre de la piel de los pacientes el exón 80 del gen COL7A1, que contiene la mutación patogénica”, detalla esta investigadora. El resultado, la producción, a partir de las células editadas, “de una variante funcional de la proteína colágeno 7”.

Eficaz y seguro

El trasplante de esta piel editada por medio de esta nueva tecnología ha demostrado ser capaz de regenerar un tejido completamente normal en un modelo preclínico fidedigno de la enfermedad.

Hasta el momento las herramientas moleculares CRISPR/Cas9 “carecían de los niveles de eficacia necesarios para una aplicación clínica realista en células madre adultas tales como las hematopoyéticas o cutáneas”, precisa Del Río. Por este motivo no podían competir con las terapias génicas convencionales de adición empleando vectores virales. “Esto era así hasta el desarrollo y validación con éxito de una forma de edición genómica no viral que, incluso, sobrepasa la eficacia de la terapia génica de adición” añade Fernando Larcher, también coautor del estudio.

Pero además de ser eficaz, esta nueva estrategia ha resultado ser segura, ya que “no tiene efectos indeseables sobre el resto del genoma”, matiza.

Del laboratorio a la clínica

A diferencia con lo que ocurre con otros trabajos de estas características, en los que hace falta años para que puedan llevarse a las consultas, este trabajo “permite sentar las bases para una rápida traslación a la clínica", añade Del Río.

Trabajo conjunto

El trabajo forma parte de la tesis doctoral de José Bonafont, investigador en formación de la UC3M, y en él han colaborado también científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y la Universidad de Heidelberg (Alemania). El estudio ha sido posible gracias a la financiación de la organización de afectados DEBRA-Internacional, la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, ERA-Net for Research Programmes on Rare Diseases, el Instituto de Salud Carlos III a través de la Acción Estratégica en Salud, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Comunidad Autónoma de Madrid, y el propio Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz.

Grupo de investigadores participantes en este estudio