El pasado viernes, la Policía Nacional detuvo en Madrid al abogado Cándido Conde Pumpido Varela, hijo del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, por su presunta participación en una agresión sexual grupal a una prostituta brasileña. Junto a él, fueron arrestados otros dos amigos, uno español y otro venezolano, que también habrían participado en los hechos.

Según la denuncia presentada por la víctima, los tres hombres la habrían contratado para mantener relaciones sexuales en un hotel de la capital, pero una vez allí, la habrían sometido a todo tipo de vejaciones y abusos, sin respetar sus límites ni su voluntad. La mujer logró escapar del lugar y pedir ayuda a una patrulla policial que se encontraba cerca.

Los agentes se dirigieron al hotel y procedieron a la identificación y detención de los sospechosos, que fueron trasladados a dependencias policiales. La víctima fue atendida por los servicios sanitarios y derivada a un centro especializado en violencia de género, donde se le realizó un reconocimiento médico y se le prestó apoyo psicológico.

Los tres detenidos han pasado este domingo a disposición judicial, donde han negado los hechos y han alegado que se trató de un encuentro consentido. El abogado Cándido Conde Pumpido Varela ha afirmado que se trata de una denuncia falsa motivada por intereses económicos o políticos, y ha asegurado que cuenta con pruebas que lo demuestran.

Por otra parte, según han confirmado fuentes jurídicas a ElPlural.com, tanto Cándido Conde Pumpido Varela como los otros dos varones han sido puestos este mismo domingo en libertad, sin medidas cautelares alguna, incluso la orden de alejamiento solicitada por la víctima. Por su parte, la Fiscalía había pedido orden de alejamiento por un presunto delito de agresión sexual aunque no había solicitado prisión ya que la víctima no presenta lesiones.

Este no es el primer escándalo que salpica al hijo del presidente del Tribunal Constitucional, que ya fue detenido en 2022 por amenazar a punta de pistola a una persona que debía dinero a uno de sus clientes. En aquella ocasión, el letrado dijo que se trataba de una pistola de juguete de sus hijos y de un cuchillo para cortar embutido que llevaba en el coche.