En 2020 se registraron en Madrid un total de 38.236 defunciones (18.552 hombres y 19.684 mujeres), lo que supone un 46,1% más que el año anterior, cuando se contabilizaron 26.173 decesos (12.361 hombres y 13.812 mujeres). Este incremento se debe en gran parte a la pandemia del coronavirus, aunque no lo único. Pero ello ha supuesto un fuerte descenso en la esperanza de vida al nacer, más notable que la media nacional, que se ha fijado su descenso en 1,6 años.

En Madrid se ha reducido la esperanza de vida respecto a 2019 en 3,07 años (3,67 años en hombres y 2,56 en mujeres), según refleja un estudio publicado en Gaceta Sanitaria y elaborado por un grupo de investigadores con datos del Padrón Municipal de Habitantes. Haciendo referencia a la esperanza de vida a los 65 años, el retroceso fue de 3,43 y 2,42 años, respectivamente. José Manuel Díaz, uno de los investigadores del estudio, ha explicado en declaraciones a ElPlural.com que han "encontrado que existe una relación bastante evidente entre la distribución de los determinantes sociales y la distribución de la mortalidad", lo que explica los grandes contrastes que se ven en la ciudad.

La esperanza de vida de los madrileños bajó en 2020 a los 82,46 años (79,31 años para los hombres y a los 85,25 para las mujeres), mientras que en 2019 estaba fijada en 82,98 y 87,81, respectivamente. Pero lo más relevante del estudio está en las diferencias que se dan dentro de la ciudad, en función de sus distritos y la población mayoritaria que haya en ellos. La caída es más acusada al sur y se distribuye de forma desigual territorialmente y según variables socioeconómicas.

"Hay causas que explican que las zonas con mayores dificultades socioeconómicas sean las que mayor mortalidad han tenido en esta pandemia. Son grupos de personas que muchas de las medidas preventivas no las han podido desarrollar. Es mucho más difícil que puedan teletrabajar o que se queden en casa y no tengan que coger el autobús o el metro", explica Díaz. En el mismo sentido, añade: "En estas zonas de la ciudad también es mucho más fácil encontrar a gente que viva en una vivienda hacinada y, por tanto, si una persona se contagia, no se pueda aislar y mantener en cuarentena. Es decir, la propia precaridad en lo que es la vida diaria, la social y la laboral pone muchos impedimentos a estas personas para poder tomar las medidas preventivas lógicas y eficientes que las personas en mejores condiciones sí pueden hacer".

Diferencias por distritos

Todos los distritos de la ciudad de Madrid registraron una sensible caída en la esperanza de vida al nacer y en la esperanza de vida a los 65 años, aunque con grandes diferencias. En el caso de los hombres, los distritos con mayores disminuciones fueron Tetuán, Ciudad Lineal y Arganzuela, con caídas brutas de 4,72, 4,55 y 4,53 años, respectivamente. El barrio de Salamanca, el distrito en el que menos cae entre los que lo hacen de forma significativa, disminuyó 0,21 años y solo dos de los veintiún distritos no presentan diferencias significativas respecto a 2019: Vicálvaro y Barajas, con caídas pequeñas y poca población. En cuanto a las mujeres, las caídas brutas más altas se registraron en Chamartín, Ciudad Lineal y Puente de Vallecas, con una disminución de 3,91, 3,37 y 3,18 años.

La esperanza de vida a los 65 años de los hombres de todos los distritos mostraron descensos significativos, excepto en los de Barajas. Las caídas netas más acusadas ocurrieron en Latina y Tetuán, con disminuciones de 5,15 y 5 años, respectivamente. En las mujeres, las mayores caídas brutas se registran en Chamartín (3,75 años, con caída neta de 3,92), Vicálvaro y Carabanchel, que retroceden al menos 2,45, 1,08 y 2,18 años, respectivamente.

Esperanza de vida a los 65 años estudio

Tal como se detalla en el estudio, cuando se examinó conjuntamente toda la población se obtuvieron también coeficientes significativos con la renta para la caída bruta de la esperanza de vida al nacer (−0,37), y para la caída bruta de la esperanza de vida a los 65 años también con la renta (−0,39), el indicador educativo (−0,38), el desempleo (0,44) y el porcentaje de inmigrantes (0,41). En ningún análisis se halló una correlación significativa con el tamaño del hogar ni con el porcentaje de mayores de 65 años.

Con las variables independientes cuyos cruces fueron significativos y tras comprobar que se cumplían los supuestos de linealidad, independencia, homocedasticidad, normalidad y no colinealidad, se obtuvo un modelo de regresión lineal múltiple para las caídas brutas en esperanza de vida al nacer de los hombres, en el que el 24% de la variabilidad hallada se explicó por las variaciones en el porcentaje de mayores de 80 años y el porcentaje de inmigrantes económicos. Así, se concluye que la tasa de inmigrantes y la tasa de paro se correlacionan de forma significativa con los descensos de la esperanza de vida en hombres, además de la proporción de mayores de 80 años.

José Manuel Díaz asegura que este efecto en la esperanza de vida se va a ver durante varios años, que "aunque quizás no sea tanto como este primer año, sí se va a seguir viendo el descenso". "Pensábamos que el problema de la pandemia sería una cuestión puntual, que se iría resolviendo con, por ejemplo, las vacunas, pero viendo la evolución de este segundo año de pandemia, no estamos seguros de eso", explica al respecto. Además, recuerda que este impacto tan grande en la esperanza de vida no se ha visto en otras crisis, como en la última crisis económica, cuando la caída no fue tan llamativa.