Carmen Débora, una mujer de 87 años enferma, fue desahuciada el pasado 8 de noviembre, el barrio de Patraix, en Valencia, mientras ella no se encontraba en el piso. Un desahucio sorpresa del que su abogada ya había advertido días antes y por el que la inquilina había preparado la retirada de sus pertenencias.

Una decisión que se adoptó cinco días después de que tres furgones policiales se personaran ante su domicilio, aunque no llegaron a entrar la casa por culpa del plantón de la comisión judicial. Un momento de tensión en el que la perjudicada sufrió un ataque de ansiedad dentro de su piso.

Tal y como ha revelado Levante EMV, Carmen llevaba desde 1974 viviendo en este domicilio y no había dejado de pagar ni una sola cuota del alquiler de renta antigua, pero ha terminado siendo desahuciada por incumplir el contrato de alquiler, por tener perros en el interior del piso. Una decisión judicial que no ha respetado los 15 días de espera para el recurso y que inició los trámites para desahuciar a la anciana.

La abogada de la familia advirtió a la mujer que, tras la negativa de la comisión judicial a firmar el acta de suspensión, algo que dejaría la puerta abierta a que el desahucio se llevara a cabo en cualquier momento. Por ello la letrada de la familia invitó a la anciana a que no siguiera en su hogar.

Cinco días después del intento de desalojo, Carmen regresó a la que había sido su casa durante 47 años y cuando intentó entrar en su piso se encontró con que le habían puesto un cerrojo para que no pudiera entrar. Unos hechos que ha denunciado su hija, Dolores Messeguer, en el mismo medio: "Imagínate si le llega a pasar eso a mi madre sola, no podría haberlo aguantado".

En algo se tiene que apoyar el juez para autorizarlos, pero es una barbaridad que deja a la afectada en una situación de desamparo terrible. Es necesario que te den una fecha, la persona tiene derecho a ser notificada. No es como si estuvieras esperando a un repartidor que viene a traerte un paquete", denuncia la abogada.

La familia de la afectada revela que el propietario actual, que heredó la propiedad de toda la finca en 2016, aprovechó el negocio del alquiler por habitaciones y todas las instalaciones, con 12 pisos y dos bajos ha sido destinada al alquiler compartido, menos la que había sido su casa y otra de renta antigua: "Dentro de nada mi casa se habrá convertido también en habitaciones para estudiantes".