Viajar en una low cost se ha convertido en todo un reto en tiempos de pandemia. Atravesar estrechos pasillos sin que sea respetada la distancia de seguridad o la carencia de desinfectantes a bordo de la nave es, como quien dice, el escenario perfecto para la propagación del Covid-19 y el mejor ejemplo de ello se encuentra en los vuelos operados por Ryanair.

Fue el pasado sábado cuando, regresando a España, quien escribe estas líneas se sorprendió ante la ausencia de medidas de protección durante un vuelo operado por la compañía.

El distanciamiento físico fue ausente durante el embarque, momento en el que los pasajeros estaban hacinados en una pequeña sala rodeada de metacrilatos rotulados con el nombre de la marca, mientras esperaban la llegada del Boing 737 que les trasladaría al aeropuerto de Madrid-Barajas. Durante el desembarque, las prisas por salir de la aeronave, la ausencia de protocolo por parte de la tripulación y el caos en los estrechos pasillos, habitual en los trayectos operados por la compañía, siguió siendo la tónica general.

Durante el vuelo, la tripulación no entregó, como ya es habitual en los vuelos operados por otras compañías como es el caso de Iberia, material de desinfección a los pasajeros. Unas toallitas desinfectantes hubieran sido suficiente.

La venta de productos siguió estando habilitada durante el vuelo – empleando el tradicional carrito, casi más ancho que el propio pasillo- solo que en esta ocasión no se usaron guantes para mostrar los productos a los pasajeros. Perfumes que pasaban de mano en mano. El hacinamiento de equipaje en cabina y la total ocupación de los diminutos asientos siguió siendo la marca de la casa. Bastaba con haber deshabilitado el asiento central para que se respetara el distanciamiento físico entre los pasajeros.

Lo cierto es que, sorprendida ante la laxitud con la que los miembros de Ryanair se enfrentan al virus me pregunté: ¿Merece la pena poner en riesgo la salud de tantas personas por ahorrar unos euros? Mientras me dirigía en un minibús cargado de viajeros por la Terminal 1 del aeropuerto decidí no volver a volar con la compañía hasta considerar que realmente adoptan las medidas pertinentes que garanticen la seguridad de quienes viajamos a bordo, que no sea una cuestión sólo plasmada en el papel.

Pero, al mismo tiempo que me planteaba estas preguntas de carácter personal, surgieron otras dudas: ¿Cuál es la situación actual de la compañía y por qué ahorran en seguridad?

Desde que la pandemia ralentizara nuestras vidas y el ritmo de nuestros desplazamientos, la aerolínea no ha dejado de experimentar pérdidas. Durante el trimestre que comprende los meses de abril a junio la aerolínea perdió alrededor de 185 millones de euros, cifra que se espera, incremente en los próximos meses.

Ryanair no levanta cabeza. De hecho, durante los meses de verano – los de mayor facturación- la compañía está operando al 60 por ciento de su capacidad y en el día de hoy ha anunciado que reducirá una quinta parte de la oferta programada, es decir, un 20 por ciento más, para los meses de septiembre y octubre debido al desplome de las reservas -especialmente en España, Irlanda, Francia y Suecia- y las nuevas restricciones de viaje.

Durante estos meses, además, el sindicato USO ha denunciado a la aerolínea ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) por incumplir las medidas de seguridad adoptadas en el contexto de la pandemia, publicadas en el BOE el pasado 7 de julio. Un mes después de que se produjera la denuncia, la situación a bordo de los aviones parece, al menos de ojos de esta periodista, seguir siendo la misma. 

Entre otras situaciones, USO denuncia la falta de material de protección para la tripulación a bordo de los aviones, que no disponen, asegura, de tan siquiera mascarillas quirúrgicas de repuesto. Esta situación ha sido denunciada también en otros países como Italia por parte de la ENAC, la autoridad nacional de aviación civil italiana, que advirtió a la compañía de posibles sanciones.

Cancelación de las reservas

Mientras tanto, los pasajeros afectados por la cancelación de los vuelos siguen manifestándose en redes sociales contra la compañía, denunciando los retrasos de los reembolsos de los vuelos y la falta de comunicación por parte del departamento de Atención al Cliente de la compañía. Tal es así que la aerolínea ha ocupado durante el día de hoy las primeras posiciones en el ranking de tendencias en Twitter, acumulando miles de comentarios negativos.

Por su parte, Ryanair asegura que los pasajeros afectados por las cancelaciones de septiembre y octubre, a diferencia de los viajeros que perdieron sus reservas en meses anteriores, recibirán una notificación por e-mail con los pasos a seguir para realizar cambios en las fechas de los viajes o un bono, sin que sea posible el reembolso de los billetes en efectivo.