La lucha contra el narcotráfico en el Estrecho es una lucha eterna entre los narcotraficantes y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (CFSE). En 2018 se aprobó una ley que limitaba qué personas pueden ser propietarias de este tipo de embarcaciones, y se estableció un registro genérico en el que inscribir a los propietarios. Pero la realidad ha sido que las narcolanchas siguen campando a sus anchas por el Estrecho, y que los CFSE las pasan canutas para detener a los delincuentes. Es por ello que desde el Ministerio de Hacienda se ha aprobado una reforma de la ley que pasa los registros de propietarios de genéricos a específicos, lo que cierra el embudo a aquellos que pueden ser propietarios legales de este tipo de embarcaciones.

Pero, aunque la lucha es constante, la citada realidad se impone día a día. Es más, este martes, el Cuerpo Nacional de Policía informaba de una operación en la que se había detenido a una organización criminal que operaba en estas aguas utilizando narcolanchas. La Policía Nacional se ha incautado de una tonelada de hachís. El problema es que los narcos tenían su infraestructura marítima en Portugal, donde la regulación es infinitamente más laxa que en España.

Nueva normativa

Según se explica en el nuevo Real Decreto, este viene a dar cumplimiento de la regulación del "Registro Especial de Operadores de Embarcaciones Neumáticas y Semirrígidas de Alta Velocidad, el procedimiento de inscripción de operadores y de concesión de las autorizaciones de uso, así como el régimen de utilización, circulación y tenencia de las embarcaciones neumáticas y semirrígidas de alta velocidad.". Es decir, terminar de regular quién puede o no ser propietario de este tipo de embarcaciones.

¿Quiénes pueden tener este tipo de barcos? Desde 2018, cuando se cambió la legislación, sólo se permiten aquellas embarcaciones que estén adscritas a la Defensa Nacional, o sus titulares sean organismos Públicos u organizaciones Internacionales reconocidas. En el resto de supuestos, tal y como explican desde el Ministerio de Hacienda, "la exclusión de la calificación como género prohibido requerirá como condición previa la inscripción del operador en el registro (Reoensav) y la autorización de uso e inscripción en el mismo Registro de cada una de las embarcaciones".

Pero el problema real de la lucha contra el narcotráfico es que ese registro era tan genérico que se colaban embarcaciones que, posteriormente a su inscripción, eran utilizadas para mover la droga en el Estrecho. Por eso, ahora, se obligará a un registro específico en el que, como mínimo, deberán constar los datos identificativos e información técnica de las embarcaciones autorizadas y de sus motores, los datos del patrón o patrones de la embarcación, la actividad o actividades a las que se destinan las embarcaciones autorizadas y el área geográfica de desarrollo de la actividad o actividades a las que se destinará la embarcación o embarcaciones autorizadas.

A todo lo anterior se suma el hecho de que, desde el registro, para verificar la concurrencia de los requisitos aplicables para la inscripción se podrán solicitar los informes o antecedentes que resulten necesarios a cualesquiera autoridades u organismos públicos estatales, autonómicos o locales, así como los requerimientos a terceras personas, físicas o jurídicas, y entidades sin personalidad jurídica para la aportación de datos, informes o antecedentes relativos a las actividades a las que el interesado pretenda afectar las embarcaciones o a las propias embarcaciones.

También será legal la inspección y reconocimiento de las embarcaciones, los locales, instalaciones y explotaciones en que aquellas se encuentren o que se utilicen para el desempeño de actividades a las que se pretenda afectar la embarcación objeto de la solicitud.

Es decir, que antes de recibir la autorización para poseer este tipo de embarcación, el endurecimiento de los requisitos alcanza tal punto que se hará muy complicado para un narcotraficante tener una narcolancha camuflada como una embarcación de recreo. Es por eso que ya se está observando que los narcos han cambiado el lugar en el que amarrar este tipo de embarcaciones. España ha puesto coto a las narcolanchas y los traficantes lo saben.