Este 6 de julio atípico deja una sensación extraña especialmente por las calles de Pamplona, donde un despliegue policial vigila para que la suspensión de los Sanfermines 2020 no conlleve un traslado de la fiesta a otras calles de la capital navarra.

Para evitar las ya tradicionales aglomeraciones que cada año se producen allí en estas fechas, el Ayuntamiento ha repartido folletos por todas las casas en los que recuerda que no hay Sanfermines y que ser responsable puede salvar muchas vidas. Como alternativa, proponen ciertas actividades para que sus fiestas no estén completamente ausentes, como colgar el pañuelo rojo en los balcones, correr un encierro personal cerca de casa o aprovechar las redes sociales como otra forma de vivir la festividad.

También existen otras soluciones imaginativas como la de la empresa 'Pirotecnia Fiesta', encargada del cohete que da inicio a la fiesta con el chupinazo y que, este año, ha elaborado versiones mas manejables y mejor diseñadas que venden por 12€ para que el chupinazo pueda vivirse desde cualquier balcón. Salidas que también se buscan desde las tiendas de souvenirs, que intentan suplir el enorme bajón de ventas con mascarillas "sanfermineras". De la misma forma, los hoteles de Pamplona han cambiado el 90% de ocupación típico de estas fechas por, a penas, un 10%. De esta forma, la capital navarra contempla cómo en esta semana se esfuman los 74 millones de euros que cada año dejan unas de las fiestas más famosas del mundo.

Mientras, desde el Ayuntamiento comienza la cuenta atrás para la edición de 2021, el Gobierno de Navarra y el Parlamento de Navarra se suman a los llamamientos a la prudencia y la responsabilidad pero, para evitar cualquier posible problema, se han instalado 14 puntos de control de aforos en las calles más céntricas.

Una excepción histórica

Esta es tan sólo la última festividad que se cobra el coronavirus de entre las grandes citas por las que transcurre el calendario en nuestro país. Tras la Feria de Abril de Sevilla, las Fallas de Valencia, el Rocío, San Isidro o San Juan, llegamos al ecuador del año con otra fiesta menos.

Sin embargo, no es la primera vez que los pamploneses y los españoles nos quedamos sin los encierros más famosos. En 1936 las fiestas se salvaron por los pelos, tres días antes del alzamiento militar de Franco, pero la consiguiente Guerra Civil impidió las celebraciones en 1937 y 1938. En 1978 hay que sumar la suspensión por la muerte de Germán Rodríguez por un disparo de la Policía Armada. La última excepción que conllevó la suspensión parcial se produjo en 1997, cuando la banda terrorista ETA generaba un clima irrespirable y que en ese 06 de julio daba un plazo de 48 horas al Gobierno central para acercar los presos o terminar con la vida de Miguel Ángel Blanco.