Cada día aproximadamente un millón de personas en el mundo contrae una infección de transmisión sexual. Sin embargo, la más frecuente de todas es el Virus del Papiloma Humano (VPH). Para hacerse una idea de lo extendida que se encuentra, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta al 80% de la población sexualmente activa.

Se trata de un conjunto de virus de los que una buena parte de ellos pueden infectar la mucosa vaginal y anal. Por ello, la prevención se convierte en esencial ya que los considerados de alto riesgo pueden causar cáncer. Tal es así, que el 70% de los cánceres de útero están provocados por el VPH.

Sin embargo, no todos son cancerígenos. Los de bajo riesgo pueden causar verrugas en diferentes partes del cuerpo y se propagan, junto con los de alto riesgo, a través del contacto sexual con una persona infectada.

Dado que el virus afecta por igual a mujeres y hombres, en 2019 el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud decidió ampliar a los grupos a los que afecta principalmente el VPH. De tal forma, los hombres que mantienen relaciones con hombres (HSH) menores de 26 años contaban con el visto bueno para ser vacunados y tener su dosis cubierta.

No obstante, no todas las comunidades vacunan a este grupo de especial riesgo para padecer la infección y los tumores secundarios al VPH. Solo algunas comunidades como Madrid, Canarias o Andalucía tienen programas específicos para su vacunación financiada. Incluso en otras como Galicia, el Sergas incluye al grupo HSH hasta los 45 años.

El tortuoso camino para acceder a la vacuna

A pesar de estar incluidos y que los hombres sean los principales portadores del VPH ya que la vacunación es mucho más extendida en mujeres, la poca formación del personal sanitario por parte de las Consejerías y la poca publicidad, provoca que sean pocos los que se pongan las tres dosis de la vacuna.

Cuando sí están informados, muchos se encuentran la traba al contactar con su centro de salud. Es el caso de Rodrigo González, que tuvo problemas en su centro de salud del Barrio del Pilar de Madrid para acceder a la vacuna. "Yo fui a pedirla justo cuando salió porque la Comunidad de Madrid fue de las primeras, antes de la pandemia. Me dijo la médico que no estaba incluido y que me tenía que pagar las dosis que son 175 euros por dosis, casi 500 euros. Dije que habían salido en las noticias y sí estaba incluido y me dijo que no y que no", explica.

La cosa se quedó así hasta después de la pandemia. "Veo que la gente se está poniendo la vacuna, me informo, voy con un artículo y mi médico me dice que no estaba y que tengo que pagarlas. Le pedí que lo comprobara en el calendario de vacunación y ya vio que estaba incluida la prestación en la seguridad social para mi grupo. Y de paso pedí la de la Hepatitis A, que también está incluido", comenta indicando que el siguiente paso era pedir paso con la enfermera.

"Total, pido cita con enfermería, llego y cuando digo que vengo a ponerme la vacuna del VPH me dicen que no está financiada. Yo empecé a finales de 2020 a ponérmela, llevaba más de un año incluida y no se sabían en calendario vacunal. Lo chequeó y me trató de muy malas maneras al vacunarme. Me la han puesto después de pelearme con mi médica y en enfermero", lamenta.

Alex intentó ponerse la vacuna en Barcelona, pero tuvo los mismos problemas. "Hace unos meses me enteré de que podía optar a dicha vacuna y contacté con mi enfermera del CAP por mensaje en la web, a lo que me respondió con una llamada esa misma tarde explicándome que había hablado con la ginecóloga y que le había dicho que yo solo podía vacunarme si era trabajador sexual, si no era ese caso tenía que pagarme la vacuna y llevarla a mi centro de salud para que me la administraran", recuerda sobre la respuesta que recibió.

"Evidentemente me quedé flipando y al colgar llamé al 061 (teléfono de la Consejería de Sanidad en Catalunya) y me explicaron que obviamente yo tenía derecho a esa vacuna, me dijeron que enviara por mensaje a mi CAP una captura del plan de vacunación catalán Donde se especifica que los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres pueden vacunarse gratis y que si no me hacían caso hiciera una queja formal y me ayudarían a que me vacunaran en otro entro o en ese mismo. Envié la captura y a las dos horas mi enfermera rectificó y pidió mi vacuna", explica sobre la constante insistencia que hay que mantener en muchos casos.

Mario cuenta cómo le pasó algo parecido: "En una cita por teléfono me decía que no me la cubrían. Me decían que 'solo a las niñas'. Insistí y al final me dijo que llame a la enfermera que ya ella verá. En cambio, la enfermera ni me preguntó nada, me la puso y ya

"Decidí vacunarme por responsabilidad hacia mí y hacia los demás", cuenta Pablo Casín, que no tuvo problemas. "Está incluido en la carta de vacunación y es por algo. Lo vi por redes sociales porque ha habido poca publicidad institucional. Debería de haberla más visible. No tuve problema, llamé solo para ponerme la del VPH y me pusieron la de la Hepatitis A, que también se incluye", relata. 

Sin embargo, no fue todo tan sencillo en su entorno: "Conozco a un chico que cuando le dije que podía ponerse la vacuna se fue a intentarlo y el médico le puso problemas".

La Atención Primaria, en cuidados paliativos

Álvaro Orihuel Pérez-Klett, enfermero especialista en Familiar y Comunitaria con Máster en Gestión Sanitaria, explica cómo la enfermería es fundamental. "Es tradicionalmente conocido la reputación que tienen nuestras enfermeras en países extranjeros, que son muy demandadas por su alta cualificación. Y esto choca frontalmente con el valor que le dan las administraciones y los políticos a estos profesionales sanitarios", cuenta a ElPlural.com.

"Existen especialidades enfermeras desde hace muchos años, las cuales algunas ni siquiera están totalmente desarrolladas o implantadas, una de estas especialidades es la Enfermería Familiar y Comunitaria. Entre sus competencias figura el manejo con autonomía de las vacunas", añade sobre el trabajo que realiza en la actualidad.

"En Atención Primaria trabajan mayoritariamente enfermeras que deciden acabar su vida laboral trasladándose desde los hospitales a los centros de salud y enfermeros que finalizan la carrera y en muchas ocasiones ni siquiera han realizado prácticas en Atención Primaria", explica sobre los perfiles que trabajan en los centros de salud.

Por ello, señala que "trabajar en un centro de salud no es un juego, ni una forma de descansar". "Es algo muy serio: un nivel asistencial que debería ser altamente resolutivo y prevenir la aparición de enfermedades crónicas y agudas. Y no está cumpliendo por la falta de voluntad política, la inacción de las administraciones y el total descuido por parte de los sindicatos", explica sobre los motivos que llevan a una mala atención a los pacientes.

Además, la covid provoca que la saturación y la presión asistencial derivada de la pandemia pongan más complicado todavía su trabajo. "La Atención Primaria ha colapsado. Hay medios que han lanzado titulares diciendo 'La Atención Primaria en cuidados intensivos'. Yo más bien diría que está en cuidados paliativos", denuncia insistiendo en la necesidad de mejorar los ratios y la contratación de más administrativos.

"Es por eso que se dan situaciones inverosímiles", cuenta poniendo como ejemplos a los pacientes que acuden al centro de salud sabiendo que son grupos de riesgo para determinadas enfermedades y se les niegue una vacunación por puro desconocimiento. "¿Realmente creemos que una enfermera a punto de jubilarse y recién salida de una unidad de cuidados intensivos puede saber todo lo que implica el abordaje de pacientes crónicos, el programa de vacunación, el manejo del niño sano, hacer educación para la salud? ¿De verdad pensamos que un enfermero recién terminado la carrera puede hacerse cargo de una consulta sin saber qué objetivos tiene que cumplir o cuáles vacunas están financiadas o no?", denuncia

Algo a lo que se suma el conocimiento de los pacientes en la era de la información: "Los que los pacientes son personas activas, resolutivas, con conocimientos y alfabetizados en salud, que en muchas ocasiones saben lo que les pasa y lo que necesitan. El modelo de 'yo mando, yo prescribo, yo ordeno, y tu acatas el tratamiento' ya no funciona". "No podemos enfadarnos cuando los pacientes hablen con nosotros de tú a tú y nos expliquen cosas que a veces no sepamos. Tenemos que asumir que los pacientes saben cosas y a veces más que nosotros. Debemos trabajar con humildad y no ser tan reactivos", dice.

La Comunidad de Madrid insiste en que los profesionales tienen la información

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid indica que no hay datos de cuántas personas del grupo HSH hay vacunadas. "El registro de vacunas de la Comunidad de Madrid no recoge la condición sexual, por lo que no se puede calcular esta proporción, y no hay ningún registro de personas homosexuales", indican fuentes de la Consejería.

Sobre las críticas, indican que el profesional sanitario cuenta con toda la información posible, que también se recoge en el calendario de vacunación del adulto: "Se ha informado a través de los profesionales sanitarios, que como en otras ocasiones, reciben la información pertinente sobre actualizaciones. Este tipo de quejas (sobre personas que no han podido vacunarse) no constan en Salud Pública y las personas incluidas dentro de las recomendaciones que se establecen en el calendario de vacunación de la Comunidad de Madrid no deben tener ninguna dificultad para vacunarse en atención primaria".

"Desde la Dirección General de Salud Pública se realizan cursos de actualización en vacunas para los profesionales de atención primaria, en los
que se actualizan permanentemente las indicaciones de las vacunas. Además, se actualizan las publicaciones y la información en la página web de la Comunidad de Madrid", indican.

La importancia de vacunarse y prevenir riesgos

El 80% de las personas tiene contacto con el virus del papiloma humano (VPH) a lo largo de su vida y la mayoría desconoce que es portadora, según señalaba el pasado marzo la Conselleria de Sanidad con motivo de la celebración del Día Internacional de la Concienciación sobre el VPH.

Al respecto, los expertos recalcan que hay que desestigmatizar el virus, ya que "ni es una enfermedad vergonzante ni de personas promiscuas", e insisten en la eficacia y seguridad de la vacuna para prevenir la infección.

La principal vía de transmisión del virus del papiloma humano es sexual y, una vez que se contrae, puede permanecer "dormido" durante muchos años sin causar ningún síntoma, según explica el jefe de Servicio de Ginecología del hospital Francesc de Borja de Gandia, J. Vicent Carmona Moral.

Además, no es necesario tener relaciones con penetración para contraerlo, el sexo oral también es vía de contagio. Para desenmascararlo, en el caso de las mujeres, se suele recurrir a la citología o a una prueba de detección específica en el cuello uterino, pero por el momento, no hay ningún método diagnóstico efectivo para los hombres.

El sistema inmunitario de la propia persona suele eliminar el virus del papiloma de forma natural en la mayoría de los casos. No obstante, hay una parte de la población, se calcula que un 20%, que tendrá el virus latente y, si no adopta las medidas adecuadas, lo propagará.