Las quemaduras son las lesiones que los niños padecen con más frecuencia. Aunque existe una amalgama de productos que prometen tratar y curar estas heridas, no siempre el desembolso de dinero es sinónimo de sanación absoluta y eficaz. Al menos así lo ha revelado un estudio publicado por la revista Annals of Emergency Medicine.

En esta investigación se ha llegado a la conclusión de que el método óptimo para el tratamiento de una quemadura es el uso de agua corriente y fría durante un lapso de tiempo de 20 minutos. Los autores sostienen que este procedimiento reduce significativamente las posibilidades de recurrir a un injerto de piel, amén de influir en el tiempo de recuperación.

Bronwyn R. Griffin, miembro del Centro de Investigación de Salud Infantil de la Universidad de Queensland y coautora del estudio, ha resaltado que la exposición en agua fría durante 20 minutos es beneficioso sobre todo si se utiliza de manera inmediata. Sin embargo, su efecto también tendría consecuencias positivas hasta tres horas después de producirse la quemadura.

Griffin y el resto de investigadores estudiaron el tratamiento de unos 2.495 niños de un hospital infantil, cuya edad promediaba dos años y habían sufrido quemaduras. Algunas de sus lesiones se debieron a líquidos o vapores en brazos y piernas, aunque constituyen quemaduras leves.

Los niños que habían recibido un tratamiento de agua fría durante 20 minutos o más redujeron las posibilidades, en un 40%, de necesitar un injerto de piel. La exposición a una cantidad indeterminada de agua corriente fría también redujo la probabilidad de ingreso hospitalario hasta un 35,8%.

Los infantes que no necesitaron un injerto vieron cómo la velocidad de curación fue más rápida si se usó agua corriente fría para tratar su quemadura. Los investigadores aseguran que esta velocidad de curación reduce, a su vez, el riesgo de la aparición de cicatrices y las complicaciones vinculadas a ellas.

 El estudio también albergaba una comparativa entre el uso de agua fría con otras sustancias de primeros auxilios como por ejemplo cremas, aloe, compresas, mantequilla o incluso el archiconocido remedio de la pasta de dientes o de la clara de huevo. El agua corriente fría se impone a cualquier otro producto en materia de tratamiento de quemaduras.