Después de una larga espera, este miércoles se juega, en principio, el gran Clásico del fútbol español. Los dos equipos más laureados de nuestro país, el F.C Barcelona y el Real Madrid se ven las caras en el Camp Nou (20.00 horas) con el liderato de la Liga en juego. Un Barça – Madrid siempre ha sido algo más que un partido de fútbol (y siempre lo será), pero el encuentro de esta noche tiene un aliciente único; es el primer Clásico que se juega después de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés. Las acaloradas protestas del independentismo más radical tras el fallo del Alto Tribunal ya provocaron que el partido no se jugara el pasado sábado 26 de noviembre, que es cuando se debería haber disputado según el calendario, puesto que la seguridad de este no estaba garantizada.

Prácticamente dos meses después, exactamente 53 días, las protestas han disminuido considerablemente en la Ciudad Condal, pero la seguridad sigue en entredicho. En este sentido, el independentismo no quiere desaprovechar el foco mediático del Clásico (se estima que el partido reunirá a más de 650 millones de espectadores de todo el mundo), y a través de Tsunami Democràtic, la plataforma catalana impulsada por la sociedad civil y personalidades de la política para dar respuesta a la sentencia del procés, han llamado a la movilización durante el choque para volver a exigir la autodeterminación de Cataluña. De esta manera, ya han anunciado que preparan un gran acto para exhibir músculo, aunque han matizado posteriormente que dejaran que el partido se juegue con normalidad, siempre y cuando el club azulgrana permita que en las gradas y en el terreno de juego se luzca la pancarta con el lema “Spain sit and talk (España, siéntate y habla)”.

Sin embargo, el Barça y la Liga no las tienen todas consigo mismo, y no descartan que el encuentro no se llegue a jugar por una invasión. De hecho, Antiviolencia ha declarado el partido de “alto riesgo” y el cuadro catalán ha aumentado notoriamente la seguridad para el partido, con un total de 3.000 efectivos (1.000 mossos d’Esquadra y 2.000 agentes de la seguridad privada azulgrana) que velarán por que todo vaya por sus cauces. Tal y como explicaron el conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, y el comisario jefe de la policía catalana, Eduard Sallent, se trata de un dispositivo ligeramente superior al habitual en este tipo de choques. Asimismo, indicaron que el mecanismo de seguridad tendrá dos fases: en la primera se establecerá un cordón de seguridad con filtros y controles a partir de la mañana del 18, y que garantizará el acceso al partido de los jugadores y árbitros; y una segunda que se centrará en el acceso del público y el partido en sí.

Por su parte, la directiva del Barça no quiere que las manifestaciones afecten a su equipo ni a su hora de llegada al feudo azulgrana, y pese a que juegan en casa, Ernesto Valverde ha decidido montar una concentración previa, una medida excepcional, en el hotel Sofía. Lugar donde también se concentrará el Real Madrid, y pese a que no está previsto que coincidan en las zonas comunes, la iniciativa facilita el dispositivo de seguridad para la llegada de ambos conjuntos.

En el terreno deportivo, que ha quedado en un segundo plano, azulgranas y blancos llegan a la gran cita empatados a 35 puntos en lo más alto de la tabla de la Liga Santander, y después de empatar en la última jornada ante Real Sociedad y Valencia, respectivamente. Ambos llegan en buena dinámica, tanto de juego como de resultados, después de un arranque complicado y con sus estrellas Lionel Messi y Karim Benzema emparejadas como máximos goleadores del campeonato. Esta igualdad se rompe a la hora de las bajas, y es que mientras que Valverde solamente tiene la del galo Ousmane Dembélé, Zidane no podrá contar ni con el belga Eden Hazard, figura clave de su sistema, ni con Marcelo, que se suman a las ya sabidas de James Rodríguez y Marco Asensio.