La cistitis es la infección urinaria más frecuente en las mujeres. Posiblemente todas ellas tengan una afección de este tipo en algún momento de la vida, y en algunos casos, de manera repetida.

Sin embargo, es importante subrayar, que no se trata de un problema grave. “No se extiende a otros órganos, no provoca complicaciones y no se contagia”, explica la Dra. Carmen González Enguita, jefa del Servicio corporativo de Urología de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz (Madrid), Infanta Elena (Valdemoro), Rey Juan Carlos (Móstoles) y General de Villalba.

Por qué se produce

La cistitis se produce por la llegada de bacterias a la vejiga, la cual está “favorecida fundamentalmente por la relación sexual”, precisa esta especialista. “Es fácil relacionar un cuadro de cistitis con una relación reciente”, añade, recordando que “así lo cuentan muchas mujeres que empiezan con molestias unas horas después de haber mantenido un contacto sexual”.

La anatomía femenina del suelo pélvico facilita que esto ocurra. “La zona anal, vaginal y uretral están en el mismo territorio. El coito y el masaje uretral ante una uretra corta, como es la femenina (3-4 cm), hacen que las bacterias entren con facilidad a la vejiga”, añade.

La bacteria más frecuente implicada en estas infecciones es E. coli, pero no es la única. “Hay otras como klebsiellaProteus Enterococo…, todas enterobacterias que, viviendo en el tubo digestivo, y ayudando en procesos de digestión y trasformación de los alimentos, cambian de sitio, y desde el intestino y la zona fecal se trasladan a la vejiga” indica.

En la orina, las bacterias crecen, se multiplican y se adhieren a las paredes de la vejiga, lo que hace que se produzca una inflamación, que es la que da lugar a los síntomas.

Síntomas

El más común es tener molestia en la zona baja del abdomen. A esto hay que añadir “micción muy frecuente, urgente, de escasas gotas, dolorosa y ardiente como una quemazón o agujas punzantes”, relata la Dra. González. Y lo que es también muy significativo, que la acción de orinar no alivia.

En ocasiones, además, la persona afectada puede ver la orina es sonrosada-roja, lo que muchas veces asusta muchísimo.

La sintomatología tambien puede incluir “sensación de malestar general, acompañada de escalofríos, con alguna alteración en el pulso (frecuencia cardiaca), cierta elevación de la temperatura (decimas) sin que llegue a ser aparecer fiebre”, indica la uróloga, lo que provoca “una situación de destemplanza”.

No es raro que la cistitis el cuadro impida hacer una vida normal, y que se acuda a trabajar, o que se tengan que realizar las tareas habituales con sensación de tremendo disconfort que impide hacer las tareas habituales.

Pielonefrítis aguda

En ocasiones, la inflamación mantenida de la vejiga favorece que las bacterias suban por el uréter y alcancen el riñón. “En estos casos el cuadro es mucho más serio”, advierte esta médico. En estos casos el proceso cursa con fiebre, postración general, dolor renal, alteraciones analíticas correspondientes a una infección generalizada. Requiere un diagnóstico preciso, y una atención médica centrada en mejorar el estado general, y controlar la situación con antibióticos de amplio espectro.

Con el comienzo de la vida sexual es muy característico que muchas mujeres sufran la denominada pielonefrítis de la noche de bodas o de la luna de miel, que hace referencia al cuadro descrito, y en relación con la llegada de bacterias al riñón desde la vejiga, favorecida por la relación sexual

Cómo prevenir la cistítis

Hay Diferentes hábitos o estilos de vida que pueden suelen estar asociados a mayor la probabilidad de sufrir cistitis, como beber poca agua y orinar pocas veces durante el día. Lo mismo ocurre con el estreñimiento y otros trastornos del tránsito intestinal (crisis diarréicas…); los cambios hormonales que ocurren durante diferentes momentos de la vida ginecológica de una mujer como puede ser la menstruación, el embarazo, el parto, el puerperio, la menopausia, la ancianidad; el frío (tener el bañador mojado mucho tiempo, hacer submarinismo o trabajar en ambientes de bajas temperaturas); cierta ropa interior; los pantalones muy ajustados; las situaciones de stress emocional, de agobio por alguna situación (un examen, una oposición, un disgusto, una ruptura sentimental, un despido laboral, un duelo…), etc.

En ocasiones la cistitis se produce al mismo tiempo que otra enfermedad, como un cuadro catarral o gripal. Y también son más frecuente en “pacientes que tienen enfermedades serias (diabetes, esclerosis múltiple…), procesos oncológicos o que están recibiendo un tratamiento fuerte (quimioterapia, radioterapia, etc)”, afirma la Dra. González.

“No conocemos muchos datos que relacione el sistema inmunológico con la cistitis, pero posiblemente una situación concreta inmunológica, donde pueden incluirse las “bajas defensas”, podrían predisponer a ciertas mujeres a sufrir cuadros de cistitis con mayor frecuencia que otras, o incluso de repetición”, concluye.