La crisis generada por el SARS-CoV2 les obligó a multiplicar los esfuerzos, a costa, en muchos casos, de restarle tiempo y dedicación a sus familias. El personal sanitario ha tenido que trabajar sin descanso para dar respuesta a la pandemia que ha sacudido al mundo, dejando en sus casas largas horas de ausencia, incertidumbre y, muchas veces, miedo; además de pautas de conducta adicionales a las que ha tenido que asumir la sociedad y a las que sus familiares se han tenido que adaptar.

Por este motivo, superado el periodo más crítico, el Hospital Universitario General de Villalba ha enviado a los hijos de todo el personal sanitario una carta de agradecimiento por su apoyo y esfuerzo durante este periodo.

El texto, que envía la Dirección Asistencial del centro, y que está personalizado, traslada a los pequeños que en los últimos meses “han formado parte del equipo del hospital” y les explica que su mamá o papá “han tenido que trabajar duro” y que por eso “han estado menos en casa y más cansados”.

Sus progenitores han sido protagonistas de lo que ha pasado en nuestro país, pero ellos también “han sido muy importantes”, subraya la misiva. “Gracias a tu apoyo ha podido (tu madre o padre) trabajar mucho mejor”, les indica, añadiendo: “Sabemos que ha sido difícil y que te hubiera gustado pasar más tiempo con él/ella”.

“El cariño, las bromas, los abrazos y la sonrisa que compartes cada día le dan un extra de energía”, explica la carta del hospital, que concluye asegurando que los aplausos de cada tarde también eran para ellos.

Carta enviada por el Hospital de Villalba a los hijos de los sanitarios

Niños y padres responden

El gesto de la Dirección del centro no ha podido tener mejor acogida. Padres y niños han valorado y agradecido el reconocimiento del hospital.

“Es un acto precioso”, afirma Mamen Gamboa, informadora del Servicio de Atención al Paciente y madre de unos mellizos de once años. “Reconoce nuestra labor y lo que conlleva para nuestra familia, que también ha tenido que hacer un esfuerzo”, indica. “Esto es una especie de recompensa a lo que ellos también han hecho”, confiesa.

Comparte esta misma opinión el Dr. Rafael Martos, jefe del Servicio de Hematología. Sus hijas, Jimena, de cinco años, y Julia, de tres, recibieron la carta con “felicidad” y lo primero que hicieron fue llamar a sus abuelos para contarles cómo ellas también habían ayudado.

“Que un hospital esté no solo pendiente de ti en lo profesional, sino también en lo personal, y que te cuide, es lo mejor”, subraya, destacando que “iniciativas como esta son los que te hacen sentirte muy orgulloso de trabajar aquí”.

Rebeca Cruzado, enfermera del Hospital de Día, confiesa que se le saltaron las lágrimas cuando leyó la carta y asegura que, para sus hijas, Paula y Rocío de 11 y 17 años, “ha sido muy duro”, sobre todo para la pequeña, que “lo ha llevado fatal”. Rebeca recuerda que cuando llegaba a casa, “tenían prohibido acercarse a mí o darme besos” y esa ha sido una parte muy complicada. “Recibir ahora esta carta, y además a su nombre, le ha hecho sentirse muy gratificada e importante”, añade.

El Dr. Roi Piñeiro, jefe de Pediatría, es padre de Miguel y Marta, de diez y ocho años, y aplaude una medida centrada en quienes han sido “los grandes olvidados de la pandemia”. Fue a los niños a los que primero se les cerró el colegio y se les metió en casa, recuerda este médico, que defiende el papel que han tenido los pequeños en esta crisis y agradece un gesto que, asegura, ha emocionado a sus hijos.