No cabe duda de que la pandemia ha alterado el mundo a todos los niveles y ha dado lugar a acciones ciudadanas que llevan a uno a recuperar la confianza en la sociedad o a terminar de perderla, como son la adopción y el abandono de animales.

A veces por egoísmo, a veces por necesidad, las mascotas han padecido también las consecuencias del virus. En esta línea, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha denunciado en varias ocasiones que el abandono ascendió hasta en un 25% durante el confinamiento. Aunque son varias las protectoras que deslegitiman este dato, reconocen que se han visto obligadas a actuar sobre animales de personas muertas por coronavirus o de las personas sintecho que fueron trasladadas a espacios habilitados para la cuarentena como el de Ifema en Madrid.

Es el caso de la protectora Alba. Su presidenta, Carolina Corral, argumenta en declaraciones a ElPlural.com que, aunque ellos no se dedican a la recogida de animales, han tenido que hacerse cargo de mascotas que se vieron en esta tesitura: "Hemos tenido que actuar. Nos sentíamos con el deber ético y moral".

Es aquí donde Corral agradece el compromiso social, siendo el suyo uno de los casos que mejor muestra la cara bonita de la pandemia: "Ya no llama tanta gente", aunque al principio "hemos tenido muchos casos de solidaridad", señala.

En el polo opuesto declara que, con el confinamiento entraban menos animales, “entendemos que no había gente por la calle para dar el chivatazo”.

La propia presidenta de FAPAM (Federación de Asociaciones Protectoras de Animales de Madrid), Mati Cubillo, defiende que al menos en la Comunidad de Madrid no se ha producido un aumento de los abandonos durante la duración del estado de alarma: “No se está dando esa situación. Pensábamos que iba a haber un 'boom' con el desconfinamiento, pero no. La situación es igual que otros años", indica.

De esta manera desmiente también las cifras dadas a conocer por la RSCE: “No entendemos de dónde sacan los datos, y menos una cifra tan redonda como el 25%". Aunque este dato obedece a toda España y no solo a la Comunidad de Madrid, Cubillo mantiene que "desde la RSCE no manejan cifras de abandonos" por lo que, dice, la cifra “no es real”.

En lo que sí hace hincapié la presidenta de FAPAM es en el número de muertes de este tipo de animales. Aunque la excepcional situación de este año complica la obtención de datos fiables, lamenta que se haya convertido, en muchos casos, en un problema institucional.

Murillo se refiere así a la Ley 4/2016 de 22 de julio de protección de los animales de compañía de la Comunidad de Madrid, más conocida como Ley de Sacrificio 0, mediante la cual los animales de los que nadie se haga cargo pasan a ser responsabilidad de los Ayuntamientos y todas las entidades que tengan un centro de acogida. La idea inicial de esta ley era que ningún animal fuera sacrificado, salvo causa mayor.

Sin embargo, el presidente de FAPAM insta al incumplimiento de dicha ley por parte de algunos consistorios. En este sentido, señala directamente a Ayuntamientos como el de Móstoles o Madrid por "maltrato institucional por omisión de socorro". Contra el primero, dice, han interpuesto hasta cinco denuncias por este hecho. Por su parte, argumenta que el de Martínez-Almeida “está hasta arriba” y “no atiende a los animales”.

El Ayuntamiento de Móstoles no ha querido ofrecer declaraciones a este medio. Desde el comisionado del Gobierno de Bienestar Animal de la Comunidad de Madrid su responsable, Pablo Altozano, señala que esta ley; que califica de “obligado cumplimiento”, se respeta “de forma estricta”. De esta manera, lo que algunas protectoras perciben como fruto del incumplimiento de la normativa, Altozano lo define como resultado de un cumplimiento “muy completo de la ley”, que provoca que muchos centros “estén casi al 100% de ocupación”.

En cuanto a los datos, el comisionado tampoco lamenta un aumento del abandono animal durante los meses de confinamiento: “Las cifras no son nada significativas, en el segundo trimestre de 2019 se registraron 923 los perros acogidos y en el segundo trimestre de 2020 han sido 1004 incluyendo el mes de junio, cuando ya se había quitado el desconfinamiento”, indica.

Según el informe Él nunca lo haría, de la Fundación Affinity, unos 3.000 animales son abandonados cada año. Un problema crónico de nuestro país que en 2018 nos dejó cifras de 104.688 perros y 33.719 gatos dejados a su suerte.

Con estas cifras, protectoras, organizaciones e instituciones insisten en la responsabilidad social y, sobre todo, económica que conlleva tener una mascota (más de 1.300 euros anuales entre veterinario, higiene, alimentación y otros cuidados), por lo que todos ellos instan a pensarlo dos veces antes de ampliar la familia.