Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, se ha sumado este 9 de marzo a la corriente de la Iglesia española más reaccionaria con un artículo titulado Pancartas con trastienda en la que carga contra el 8 de Marzo, la “convocatoria populista” de la huelga y hasta contra las Naciones Unidas. En su texto, publicado en Religión en Libertad, el prelado también asegura que, aunque el abuso del varón es “abrumador”, añade que “ya sabemos que también la mujer puede agredir y usa de sus violencias”.

Sanz cita en su artículo a emblemas como Simone de Beauvoir y Virginia Woolf, aunque de esta última, sin venir muy a cuento, dice que es una “célebre feminista que terminará suicidándose”. Y presume de que la discriminación a la mujer ya se ha superado “al menos en los países cristianos, aunque no así en el mundo musulmán”.

Puestos a citar, Sanz también recurre a Julián Marías para presumir de que el escritor “ abogaba por mantener la desigualdad entre el varón y la mujer: no ontológica y discriminatoria, sino una desigualdad complementaria en su reciprocidad armoniosa”, al igual que defendía “Juan Pablo II”.

Para el arzobispo ovetense, “hay una consigna internacional, que sale de los laboratorios de Naciones Unidas y su pretensión globalizadora, que tiene en la estrategia de la ideología de género la hoja de ruta de una revolución cultural de amplio alcance”. “El ataque a la familia, la censura de la maternidad, la batalla que representan los conocidos lobbies con la sopa de siglas en las que esconden sus nombres, que quieren reescribir la naturaleza humana y la identidad personal, está a la base de esta orquestación en torno a la objetiva discriminación de la mujer o la violencia que ella puede sufrir por parte del varón”, añade Sanz, que consigue meter a los grupos LGTB con calzador.

Y aunque cree que ha “habido mujeres que también se han dado cuenta de la manipulación de su causa, y han reaccionado con inteligente audacia”, también critica a quienes, “dejándose llevar por tal convocatoria populista con toda la carga ideológica de género, han quedado abducidos acríticamente con los “síndromes de Estocolmo”.

Sanz diferencia entre “la violencia de las prepotencias machistas y feministas”, que nace de una “trampa populista”, de la “igualdad  respetable en la reciprocidad entre varón y mujer”. Y acaba su artículo con una cita de un comentarista del Talmud:  “La mujer ha salido de la costilla del hombre, no del pie para que luego pueda ser pisada, ni de la cabeza para que se crea superior, sino del costado para ser igual entre ambos, un poco más abajo del brazo para ser protegida, y del lado del corazón para ser amada”.