La aplicación de citas más conocida mundialmente cumple este miércoles 10 años.Tinder, que nació en septiembre de 2012, ha revolucionado el mundo romántico online y que, para encontrarse con tu pareja ideal, solo necesitas deslizar el dedo a la izquierda y hacer un match.

Gracias a la innovadora manera que tuvo esta aplicación, se ha conseguido acabar con el estigma de quedar con gente conocida en internet. La empresa creada por Sean Rad, Justin Mateen y Jonathan Badeen ha logrado forjar una comunidad de 57 millones de usuarios a nivel mundial, siendo la mayoría de estos pertenecientes a la Generación Z, es decir, personas de entre 18 a 25 años, aunque en la aplicación pueden encontrarse de todas las edades.

Según los datos oficiales que ofrece la compañía, se producen 4.000 interacciones al día, los conocidos swipes que se realizan al cruzar las fotografías de los pretendientes a la izquierda o a la derecha, según las preferencias del usuario. De la misma manera, durante este periodo se han producido un total de 500 millones de descargas y 70.000 millones de matches.

La mecánica de Tinder

Bajo una técnica que parece de lo más sencilla, lo cierto es que se esconden algoritmos que marcan una mecánica muy estudiada. Existe un ranking de atractivo en todos los miembros, que es el que determina al final la visibilidad de las clases de perfiles disponibles y las posibilidades de que se produzca un match.

Asimismo, varios estudios han confirmado las diferencias entre sexos a la hora de dar like, ya que los hombres lo hacen el doble, un 46%; mientras que las mujeres un 14% de todos los perfiles que pueden ver en un día.

La aplicación ha ido innovando a lo largo de este tiempo con nuevos métodos para crear un perfil más preciso y encajar de mejor manera con el match perfecto. Es así como, además de incluir imágenes y la edad de la persona, el usuario también puede incluir sus gustos y hobbies, como sus canciones, comidas y películas favoritas. Todo esto se complementa así con una breve biografía, en la que algunas prefieren compartir sus redes sociales o, por el contrario, se describen brevemente e invitan a la posible futura pareja a iniciar una conversación.

Cómo han cambiado las relaciones sentimentales

Son muchas las razones por las que una persona decide adentrarse en Tinder: una nueva etapa después de una ruptura, para conocer a gente sin un fin claro, para buscar sexo o, simplemente, por “aburrimiento”, tal y como rezan muchas descripciones de la aplicación. Todas ellas tienen cabida dentro del espectro de la aplicación, ya que la diversidad de personas y gustos es prácticamente su eslogan.

Tinder también ha sido un elemento que, en los últimos años, ha hecho cambiar las relaciones románticas en base al lenguaje y los comportamientos que ahora se emplean, tanto a la hora de la atracción como del rechazo. En el caso del primer escenario, primero se empieza con halagos hacia los intereses que las ambas partes pueden compartir hasta que la química hace que se fije un encuentro en persona.

No obstante, en el caso del rechazo se pueden dar dos escenarios distintos: no hacer match con la persona deseada o, por el contrario, conseguirlo y, después de una charla e incluso una primera cita, enfrentarse al temido ghosting, ese fenómeno en el que la otra persona desaparece sin previo aviso de la vida de la otra.

Bumble, Grindr o Meetic, las alternativas a Tinder

A pesar de que Tinder es la aplicación más conocida en este ámbito, existe un gran repertorio que, imita su mecánica o, por lo contrario, añade un nuevo elemento que le hace diferente. En el caso de Meetic, cuenta con una asistente virtual, Lara, que ayuda al usuario a sentirse cómo en la aplicación y rellenar sus datos personales.

En segundo lugar, Bumble tiene un carácter de lo más innovador: es la mujer la que tiene que dar el primer paso a la hora de ligar, es decir, es ella la única que puede seleccionar los perfiles que le resulten más acorde con su personalidad, por lo que, hasta que ella no dé el visto bueno, el hombre no tiene opción de elegir. Esta idea surge para proteger a las mujeres de hombres.

Asimismo, también hay otras aplicaciones orientadas al colectivo LGTBI: Grindr, que es incluso más antigua que Tinder, ya que nació en 2009. En ella acuden personas gays, bisexuales y trans, y su algoritmo emplea la geolocalización para encontrar personas cerca de ti.