El Vaticano ha suspendido al sacerdote José Manuel Ramos Gordón de la Diócesis de Astorga. A través de la Congregación Doctrina de la Fe, la institución ha ordenado que el sacerdote interrumpa de sus labores en el ministerio durante 10 años.

Gordón está acusado de abusos sexuales cometidos hace 35 años en el Colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria, en Zamora. Los hechos tuvieron lugar entre los años 1981 y 1984 y salieron a la luz después de que un exalumno del centro denunciase en febrero de 2017 que había sido víctima de abusos continuados por el sacerdote.

La investigación concluyó el mes de julio del año pasado y las conclusiones y actas fueron enviadas a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el organismo competente para juzgar estos casos.

El obispo de Astorga (León), Juan Antonio Menéndez, ha dado por probados los hechos denunciados y, por tanto, la comisión de “un delito grave de abusos sexuales a menores”. Menéndez asegura que se le ha impuesto una pena “muy dura” debido a la “reincidencia”. También ha expresado su dolor por lo sucedido y le ha pedido perdón en nombre de toda la comunidad diocesana.

Durante los años de suspensión, el sacerdote tendrá que residir en un monasterio o convento fuera de la Diócesis de Astorga y después podrá vivir en la Casa Sacerdotal y celebrar la eucaristía con autorización expresa, según ha explicado este lunes el obispo.

En declaraciones al programa Salvados de Jordi Évole en La Sexta, varios alumnos narraron sus terribles experiencias: “Te dabas la vuelta, apretabas tu cara sobre la almohada y llorabas. Y él sabía que llorabas, pero insistía. Él seguía con su juego por delante, no tenía ningún problema.”

Algunos de los exalumnos recuerdan con temor los años vividos allí: “Lo que me pasó en aquel colegio marcó en mi infancia un antes y un después. El medio era horrible. Era terrorífico, debajo de los colchones teníamos cuchillos, teníamos palos”.