Afirma que sus criterios no han cambiado, es solo que en vez de encontrarse con un déficit del 6 % se ha encontrado con un déficit cercano al 9 %. Y todavía se atreve a decir que un político “serio” tiene que decir la verdad, aunque duela, porque es el único camino para llegar a la solución. Pues si la solución que busca es tan verdadera como el fundamento de su justificación vamos arreglados.

Cuando el gobierno anterior, en el tercer trimestre de 2011 dio como previsión un 6 %, en ese momento estaba en lo cierto. ¿Qué ha ocurrido hasta llegar a ese 8,9 %? Durante el cuarto trimestre descendieron los ingresos lo que produjo una pequeñísima desviación en los cálculos del gobierno central. Muy pequeña. En la desviación del déficit han influido esencialmente otros hechos que el Sr. Rajoy debe conocer. Para el cálculo del déficit de un país se tienen en cuenta la suma de los déficits de todos los sectores económicos de ese país. En Europa sí lo saben.

En España la deuda privada es muy superior a la pública. Un ejemplo: ¿sabe el Sr. Rajoy que Bankia pasó en unos días de tener superávit, de ganar dinero, a tener pérdidas en torno a los 20.000 millones de euros? Eso sí que fue un engaño, y de los gordos. Pero, ahí no acaba la cosa. Las mayores desviaciones se producen por falsedades contables en algunas comunidades autónomas, que el Sr. Rajoy debería conocer muy bien. Y si no las conocía es que compañeros de su partido le han estado engañando. Por tanto culpar al gobierno central anterior del engaño del déficit es una auténtica falacia, es desviar el tiro. Y, fundamentar los recortes en no conocer la desviación del déficit es provocar la pérdida de credibilidad en las cuentas de España, dentro y fuera, porque los líderes europeos no se la han tragado.

Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com