Mantener el sistema de sanidad pública que nos hemos dado, después de muchos años de grandes esfuerzos, no ha sido fácil. Cuesta mucho dinero y presenta grandes dificultades. Es cierto. Pero ahí es donde se ven los grandes políticos. Un político serio, empieza por pensar, buscar soluciones y diseñar unas actuaciones para mantener la defensa de los intereses de la ciudadanía. Cuando un político, ante circunstancias adversas, opta por echar la culpa a los demás, por insultar, por acusar a los anteriores responsables, por faltar a la verdad, para justificar, o bien sus intenciones ocultas, o bien, su incapacidad de gobernar, mal asunto.

Si es verdad que quieren mantener el sistema, -otra cosa es que no quieran mantenerlo- deben recurrir a una estrategia constructiva. Se puede mejorar y abaratar, sin duda, el gasto farmacéutico; se puede mejorar y abaratar el sistema de guardias médicas; se pueden rentabilizar mejor los recursos invertidos, seguro. Todo eso, y muchas más cosas, son mejorables. Lo último que queremos los ciudadanos es lanzarse unos a otros tremendas acusaciones. Acusaciones sin sentido. ¿Es que no saben hacer otra cosa? o ¿es que lo que quieren hacer no es confesable?

Julio García-Casarrubios Sainz
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