Si estás leyendo esto, quiero que sepas que vamos a utilizar estos escasos minutos de lectura como una excusa para bajar los hombros y adentrarnos en un disco consciente donde se inspeccionan los dolores y placeres de habitar este siglo. Si sientes cansancio en el cuerpo, contradicciones internas, crisis existenciales en general o una autopresión desmedida, te abrazo. Vamos a intentar deshacer nudos.

Vivimos en un contexto en el que la zanahoria que perseguimos está hecha de pixeles. Es la misma zanahoria llena de promesas que perseguían los que estaban antes, pero en su versión 5.0. En La vereda Elena Villa retrata con precisión esta carrera de caballos de la que la mayoría formamos parte: una escena donde los pura sangre avanzan arrasados, disociados y tentados a seguir aumentando su velocidad. Esta figura animal aparece también en Deseo. Y la pregunta mágica es: ¿qué es, exactamente, lo que perseguimos?

 

Mientras tanto, tu cuerpo está agotado, tu mente exhausta y esa necesidad urgente de un gesto de cariño se enfrenta a tu ambición, a tus ganas de mejorarte —a ti o a tu contexto— y a esas frases motivacionales diseñadas en Canva que rondan por tu cabeza. ¿Qué de todo eso está bien y qué está terriblemente mal?

 

Mi modo de afrontar muchas de estas dudas, para las que aún no tengo experiencia suficiente como para responder, es imaginar qué haría mi madre ante esta aparente dicotomía. Justo lo que escenifica Ede en su canción Mamá, me he cansado.
¿La “mamá” de la canción está inspirada en una persona real o en una figura simbólica? Tienes la respuesta en esta entrevista que Yenay Buitrago le hizo a la madrileña para El Plural.

 

Ambas canciones pertenecen a la cara A del disco representada por FIERA. Ese lado oscuro, eso que hay que esconder, castigar y doblegar. Ese animal, que en Criatura Fiel se describe perfectamente y podemos ver en la portada del disco. ¿Es ahí donde encontramos la “masa del mal” que tanto necesitamos encasillar?

Evitaría romantizarla en casos juiciosamente reprobables. Creo que todos ubicamos que no hablamos de lados oscuros delictivos o detestables ante cualquier moral. Pero fuera de eso, ¿el deseo, la vulnerabilidad humana o la negación a perseguir el cumplimiento de estándares nos llevan directamente a ese espacio que muchos han llamado infierno? Vamos a la parte de LINDA para poder responder.

 

En FIERA los ritmos electrónicos están muy presentes,en contraste con las melodías más acústicas que esta cara B de LINDA nos demuestra. Eso sí, vemos cómo las letras de ambas partes, aparentemente extremas, se tocan constantemente mostrando que en una misma situación puedes empatizar con varios discursos que conviven en tensión permanente.

La vulnerabilidad humana también está presente en Amor raro o Mujer de agua donde encontramos brillo en lo opuesto a nosotros mismos y reclamamos la ternura como éxito vital. Se diluyen las metas heredadas de que todo lo que termina es una evocación al fracaso, el objetivo pasa a ser la ternura en la aceptación de la incertidumbre en la que existimos. Junto con Alice Wonder —su antigua compañera como coristas de Xoel López, junto a Teyou— comparte Gigante que reclama el espacio de recolocar el concepto que tienes de ti misma una vez que das estas volteretas internas situando los valores que te definen y los ritmos que quieres que te acompañen, dentro de tus posibilidades.

 

Entonces, ¿LINDA es la parte luminosa, ese lado bueno que todos queremos ser? Y mi duda es… ¿no te da eso más miedo que el otro lado? Ponerse el clásico traje bueno de los domingos ahora es compartir una supuesta idealidad de vida en redes sociales que, spoiler, no ocupa tanto espacio en tu realidad. ¿El exceso de esta supuesta luz es el nuevo terror? ¿Vivimos en un Midsommar (Ari Aster, 2019) constante?

En Mirlo Pardo escribe “Hoy no sirvo pa´existir, eso me tranquiliza pero me da miedo que ellos se den cuenta”. El otro día una amiga artista, Maddi Alma —que deberías escuchar también— compartía una historia donde dejaba una pregunta “¿Te sueles sentir insuficiente?”. Y, sorpresa, le respondí “Todo el rato”. Se cronifica esta sensación de no llegar como una experiencia individual pero, cariño, es simplemente la culpa fusionada con la inseguridad. Ese mirlo pardo y esa pantera que menciona la canción: ese miedo a estar mal hecha. Herramientas terriblemente eficientes que han controlado a las masas durante toda la experiencia humana. Como decía: la zanahoria ahora se presenta como un holograma hecho con IA, pero es la misma zanahoria.

 

El directo del disco viene de la mano de la catalana Clara Peya, con una base de piano arropadora que nos lleva al plano más terrenal del disco. Me fascina la sensación de que este disco está, de algún modo, comenzando ahora. Tras el lanzamiento, Ede estuvo nueve horas seguidas performando en el Espacio Mistral (Madrid), combinando danza, interpretación, música y la participación de varios artistas amigos. Otro frente abierto: el papel de los artistas multidisciplinares y cómo se interpreta su trabajo en cada una de sus ramas.
 

Y, sabiendo ya cuál es mi respuesta… ¿El último atardecer que viste fue con tus ojos o en las historias de Instagram de otra persona?

Como dice la artista, es consciente de que el contenido para promocionar tu obra es necesario a día de hoy, pero la forma de integrarlo en tu cotidianidad es lo realmente difícil: encontrar una alineación entre pertenecer sin traicionarte.