Este año vuelve a casa por Navidad Silent Night, Deadly Night, ya que la polémica película de 1984 estrena nueva cara con el remake. Pocas formas hay más apropiadas de celebrar las fiestas que con un toque de pesadilla cinematográfica: el terror navideño, aunque parezca una contradicción, lleva décadas instalado entre nuestras tradiciones de diciembre. Y cada cierto tiempo vuelve para recordarnos que, bajo las luces de colores, se encuentran las sombras.

Una de las películas en abrir la veda fue Black Christmas (1974), que convirtió una hermandad llena de decoración navideña en el escenario perfecto para una serie de crímenes. Además, es una de las películas en utilizar elementos del slasher clásico que luego veríamos en Halloween (1979). Su éxito fue tal que, con los años, generó dos remakes y consolidó la idea de que la Navidad no era sólo un territorio de comedias blancas, sino también un paisaje ideal para el horror íntimo, doméstico y psicológico.

En España, el espíritu macabro adoptó una forma muy distinta con El día de la Bestia (1995). Álex de la Iglesia mezcló terror, sátira social y comedia negra para construir una historia tan caótica como magnética, protagonizada por un trío improbable que intenta evitar el nacimiento del Anticristo en plena Nochebuena. Una de las pocas veces en las que el cine navideño español ha coqueteado abiertamente con el género fantástico, pero de las más celebradas.

La fantasía siguió su expansión con Krampus (2015), una reinterpretación moderna del folclore centroeuropeo en la que un niño debe recuperar el espíritu navideño mientras se enfrenta a juguetes asesinos y criaturas salidas directamente de un cuento retorcido. Su mezcla de humor negro y terror la ha convertido en un pequeño clásico moderno.

Better Watch Out (2016) podríamos considerarla como el reverso oscuro de Solo en Casa. Aquí, un niño y su niñera pasan de la típica noche decembrina al acoso de un individuo. Por suerte o por desgracia, el protagonista es igual de espabilado que la antes mencionada.  Una película juguetona a la par que perturbadora.

El género incluso se ha permitido experimentar con el musical en Anna and the Apocalypse (2017), donde una adolescente lucha contra una invasión zombi con el fin de salvar su Navidad mientras canta y baila. Con la comedia negra por bandera, pero con un trasfondo desolador, Silent Night (2021) nos aporta una mirada amarga y apocalíptica a las últimas fiestas de un grupo de amigos que se preparan para un final inevitable.

Para quienes siguen religiosamente el Calendario de Adviento, The Advent Calendar (2021) ofrece una vuelta de tuerca inquietante: un calendario retorcido que promete devolverle la ilusión a una joven exbailarina que perdió la movilidad de las piernas tiempo atrás, pero para lograrlo deberá superar una serie de pruebas moralmente cuestionables. Algo parecido nos ofrece la reciente Vicious (2025), donde una mujer recibe una misteriosa caja que le obligará a profundizar en el lado más obsesivo y perverso de su mente.

También hay hueco para un toque de ciencia ficción en Christmas, Bloody Christmas (2022), donde un Santa Claus robótico con un error de programación sembrará el caos en la ciudad. Violenta, dinámica y festivalera.

Nos toca regresar a los 80 con Silent Night, Deadly Night. Una saga que en su momento supuso un escándalo por mostrar a un Papá Noel asesino y que, con el tiempo, se convirtió en título de culto gracias a su mezcla de trauma infantil, gore y estética navideña decadente. 

Ahora regresa con una nueva versión que recupera el espíritu ochentero, pero con una puesta en escena más estilizada y un giro inesperado: no es solo un slasher, sino también una historia de romance entre dos personajes destinados a enfrentarse. Una auténtica “rom-com sangrienta”, en palabras del director Mike P. Nelson y su protagonista Ruby Modine. Su estreno estaba programado tanto en Estados Unidos como en España para el pasado 12 de diciembre, pero en el último momento ha sido cancelado en nuestra cartelera, con lo cual nos queda esperar a que llegue a alguna plataforma.

Por ahora, conviene recordar que decorar el árbol con un poco de horror no es sinónimo de desviación, sino una tradición más. Y este año, la Navidad vuelve a teñirse de rojo.