1.  Amar en tiempos rupestres

Cierto es que el sexo y el amor son siempre la misma cosa. En la cueva de los Casares (en la provincia de Guadalajara) podemos contemplar una de las primeras representaciones gráficas de un coito en el mundo.
Hace más de 25.000 años alguien grabó en la roca de la cueva a dos personajes (que más parecen mascota de unas olimpiadas que personas) en una escena sexual. ¿Sería también una unión sentimental? Nunca lo sabremos, desde luego por las fechas que data, sabemos que ni él se fue con ella por sus operaciones de estética, ni ella se unió con él por su coche descapotable...

Será este grabado de la cueva de los Casares la primera representación erótica de la historia

 ¿Será este grabado de la cueva de los Casares la primera representación erótica de la historia?


2. Una pareja de ultratumba

¿Dónde encontrar la pareja ideal? Quizá dos piezas funerarias del Museo de Cádiz, tengan la respuesta. Se trata de dos grandes sarcófagos de época fenicia, consistentes en las figuras de un hombre y una mujer talladas en mármol y datadas hacia el año 480 a. C.
La historia de su descubrimiento nos remonta a 1887, cuando el arqueólogo Pelayo Quintero Atauri encontró el sepulcro del hombre y desde entonces tuvo el pálpito de pensar en la existencia de otro sarcófago dedicado a una mujer. La corazonada se cumplió en 1980, cuando apareció por fin la tan ansiada tumba femenina. Para mayor desconcierto se encontró justo en el subsuelo del solar donde estuvo la casa de Pelayo Quintero Atauri.
 

Puede alguien puede contar una historia mejor de cómo encontrar pareja

¿Puede alguien puede contar una historia mejor de cómo encontrar pareja?


3. El amores ilegales en la antigua Roma

Los hijos ilegítimos existen desde que existen las leyes que los consideran como tal, y en el caso de Hispania hay buenos ejemplos.
En Barcino (la actual Barcelona) un bastardo llamado Q. Cornelius Sp(uri) f(ilius) Sec[undus] dedicó a una inscripción funeraria a su familia, incluida su hermana Cor(nelia) Sp(uri) f(ilia) Tertull(a) y los descendientes de esta.
Lo significativo es que Secundus especifica que tanto él como su hermana eran hijos ilegítimos y lo que es más llamativo aún, no incluyeron el nombre de su padre pero sí recordaron a su madre, Corne[lia] Quarta. Una muestra de amor, en este caso, de los hijos hacia su madre.
La extensa regulación matrimonial de Roma nos habla de la infinidad de relaciones sentimentales
La extensa regulación matrimonial de Roma nos habla de la infinidad de relaciones sentimentales. 

 

4. Contigo hasta la victoria

Los amores medievales nos hacen pensar en el amor cortés, pero otro amor más pasional se vivió en el Al-Andalus al final de la época almorávide. En momento convulso tuvieron lugar los amoríos entre Hafsa bint al-Hayy (conocida como la Rakuniyya) y Abu Yafar Ibn Saíd. Ambos eran poetas y amantes desde al menos el año 1154.
Con la llegada de la nueva dinastía almohade la pareja tomó rumbos distintos y el compromiso político de Abu Yafar le hizo morir crucificado en Málaga en el año 1163, mientras ella vivía en la corte califa.
Cuentan, que cuando la Rukuniyya supo de la muerte de su antiguo amor vistió de luto, desafiando aquellos que lo habían mandado matar a Abu Yafar, cobraron entonces verdadero sentido los versos que ella le dedicó a él: “Contigo está la victoria: no imagines vencimientos. Siempre las nubes esconden fecunda lluvia en el seno.

Pocos amores fueron más turbulentos que los de la poetisa Rukuniyya y su amado poeta Abu Yafar
Pocos amores fueron más turbulentos que los de la poetisa Rukuniyya y su amado poeta Abu Yafar.

 

5. San Juan de la Cruz

Pocos versos de amor son más conocidos en la historia de España que los de san Juan de la Cruz, pero lo que no es tan conocido es que su propia familia alberga una de las historias de amor más conmovedora.  Su padre, Gonzalo de Yepes, provenía de una familia pudiente, su otro hijo, Francisco (el hermano mayor de san Juan) reconocía que su padre “era noble” y el historial familiar (con varios miembros universitarios) demuestra la buena posición económica de los Yepes, al menos hasta que se casó Gonzalo.
Pues el mismo Francisco reconoce que sus padres se casaron “pobremente”. Desde entonces todo fueron estrecheces y penurias en las que se crio el santo. ¿Pero de donde viene tal pobreza? 
Aunque el motivo sigue pendiente de desvelar, todas las investigaciones apuntan a un distanciamiento de los Yepes hacia Gonzalo desde que éste contrae nupcias con Catalina Álvarez. Un matrimonio que acabará en la ruina más absoluta y del que morirán varios hijos por las condiciones de miseria.
Por lo tanto, algo más poderoso que las riquezas y los negocios tuvo que unir a los padres de san Juan de la Cruz, para estar juntos hasta el final. Un amor que no pasaría inadvertido para el pequeño san Juan de la Cruz.

San Juan de la Cruz pintado por Zurbarán

San Juan de la Cruz pintado por Zurbarán.