Así que ya de puestos a hablar de historia, nos ocuparemos de un político que defendió a las mujeres a capa y espada, un protagonista que les quedará muy lejos a sus rancias señorías. Bien porque nuestro protagonista tiene más de seiscientos años, o bien porque la mentalidad de dichos políticos sea más antigua todavía.  

Hablamos, como no podía ser de otro modo, de don Álvaro de Luna, uno de los personajes más fascinantes e intrigantes del siglo XV castellano y que pese a su omnímodo poder terminó degollado públicamente.

Regreso al futuro Álvaro de Luna

Don Álvaro de Luna arrodillado junto a san Francisco
La nobleza receló siempre de él dado que sus orígenes no le dejaban en muy buen lugar (era hijo bastardo de un noble aragonés) pero pese a ello logró generar una dependencia en el rey niño Juan II que rozó los límites de alguna patología. Sea como fuere, siendo un veinteañero don Álvaro logró algunos cargos en la corte y más adulto ostentó nada menos que el puesto de: Condestable de Castilla, gran maestre de Santiago, valido, maestresala del príncipe y tantos títulos como podemos imaginar.

Sin embargo más allá de los tejemanejes políticos y los logros que por su peculiar carácter logró el conquense Álvaro de Luna, hay una faceta curiosa como pocas y es su vertiente intelectual y en especial la defensa que hizo de la mujer en un libro cumbre titulado: Claras e virtuosas mugeres.

'Claras e virtuosas mujeres'

Libro de las Claras e virtuosas mugeres escrito por Álvaro de Luna
En él se descarga de culpas al género femenino vilipendiado en obras la época con títulos tan ilustrativos como Coplas de maldezir de mugeres de Pere Torroella o Reprobación del amor mundano escrito por Arcipreste de Talavera.

Por su parte, el libro de Álvaro de Luna (aunque hay quien ha visto entre líneas la pluma de Juan de Mena) arremete contra la misoginia con argumentos tan inteligentes y cabales como que el pecado original no se le puede achacar a Eva ya que Dios hizo la prohibición expresa del fruto a Adán y no a ella.

O que por ejemplo cuando los padres de la Iglesia hablan de los defectos de las mujeres se refieren solo a las que los tienen pero nunca a todas, como tampoco se refieren a todos lo hombres cuando hablan de los pecadores.

Dios y Adán

Según Álvaro de Luna, Eva no fue la mala de la película ya que a ella nadie le había prohibido nada, las normas eran cosas entre Dios y Adán
No obstante Álvaro de Luna divide su obra en tres tomos. En el primero expone veintiuna biografías de mujeres bíblicas; en el segundo sesenta y ocho mujeres del mundo clásico y en el tercero veinticinco vidas de santas. Sumando un total 114 vidas ejemplares de mujeres de todo tiempo y lugar.

Con semejante repertorio… muy terco o muy ignorante había que ser para no convencerse de las virtudes femeninas. Y no fue un caso aislado, otros tantos autores comenzaron entonces a publicar libros ensalzando a las féminas como por ejemplo Triunfo de las donas de Juan Rodríguez del Padrón, Jardín de nobles donzellas obra de fray Martín de Córdoba, o Libro de las mujeres ilustres firmado por Alonso de Cartagena.

Pastrana

Ese ensalzamiento de la mujer lo vemos décadas después en retablos como el de Pastrana (Guadalajara) protagonizado casi en exclusiva por mujeres
Aunque si pudiéramos echar de menos a alguna mujer en toda esta historia es a María Fernández Jaraba, la madre de don Álvaro de Luna, una mujer que logró el reconocimiento de la paternidad hacia su hijo por parte del señor de Cañete, Álvaro Martínez de Luna, pese a que éste nunca estuvo convencido de ser el padre de la criatura.

De la misma manera, logró el reconocimiento de un tal Cerezuela para su otro hijo, Juan, que acabó siendo arzobispo de Toledo y vaya usted a saber si tanto Álvaro como Juan eran hijos de quien ella dijo... De lo que no hay duda es que el impulso de una madre ambiciosa propició el éxito de unos hijos triunfadores que pasaron de puros hijos bastardos a los cargos más altos del estado.