El próximo miércoles, es previsible que el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se siente frente a 15 vocales electos de las principales asociaciones de guardias civiles en una reunión en la que estará también el director general del Cuerpo, Jose Manuel Holgado Merino, y un grupo de generales, a quienes los guardias llaman, sotto voce, la “curia”, por el poder absolutista que ejercen.

“Los generales son los que mueven los hilos, ningún director general tiene tanto poder para cambiar lo que ellos han construido internamente durante años”, dicen fuentes de la Guardia Civil consultadas por El Plural.

“Nosotros mandamos dentro”
“Cuando llega un director general nuevo, los generales lo ponen en su sitio: ‘Tú mandas de esas puertas para afuera, encárgate de los discursos… Nosotros mandamos aquí dentro’”, explican las mismas fuentes, que recuerdan que el director general es un cargo político ajeno a la Guardia Civil, como es el caso del actual, José Manuel Holgado Merino, quien fuera juez en Sevilla, donde era alcalde Juan Ignacio Zoido.

La brecha salarial
El día 20, es previsible que el ministro Zoido presida el Consejo de la Guardia Civil, al menos es lo que se ha anunciado en la comisión preparatoria de la reunión, que se realizará en un momento delicado, cuando todas las asociaciones representativas han hecho un frente común  para reclamar la equiparación salarial con las policías autonómicas de Cataluña, el País Vasco y Navarra. Un agente de estos cuerpos cobra entre 600 y 1.000 euros más que un guardia civil o un policía nacional. Los guardias manifestaron su hartazgo en la manifestación celebrada en Madrid, el pasado 18 de noviembre, en la que participaron alrededor de 30.000 agentes, según datos de la Delegación del Gobierno.

Los “privilegios” de los generales
La situación económica de los guardias civiles resulta aún más sangrante cuando se compara con la de la cúpula de este Cuerpo, especialmente la del “elitista” grupo que forman una treintena de generales, que se resisten a cualquier reforma interna que ven “como una amenaza para sus privilegios”.

La Guardia Civil es la institución mejor valorada por los ciudadanos, pero la cúpula de los generales “no quiere vasos comunicantes con la sociedad”, según afirman las fuentes consultadas por este diario.

“Los generales disfrutan de unos privilegios que no comparten con los agentes. Entre ellos se reparten “las medallas” y “los pabellones”, como denominan en la Guardia Civil a sus viviendas.

“Los pisos van en el paquete, con el cargo”, explican. Se trata de “amplias viviendas que siempre rondan los 100 metros cuadrados”, en barrios pudientes de Madrid o Barcelona, y, también, residencias de verano en sitios como Palmanova y Mallorca, donde antiguos cuarteles en desuso se reformaron para ser usadas como residencias.

Empleada doméstica a cargo de las arcas públicas
Los generales cuentan con “coches oficiales de alta gama, con chófer -hasta la gasolina pagada-, pluses económicos, teléfonos oficiales, y una dotación presupuestaria adicional para usar en las viviendas que utilizan”, explican las mismas fuentes.

“Algunos tienen hasta una empleada doméstica, pagada con fondos públicos”, aseguran.

Mientras los guardias rasos a los que se asignan pisos  por cambio de destino deben hacer frente con sus medios a las reformas que requieran las viviendas, los generales renuevan “el mobiliario entero, cambian cocinas y baños, aunque estén en perfecto estado, sólo porque a sus mujeres no les gusta lo que hay, y todo con fondos públicos”, denuncian.

Se trata de generales y generales de división, “gente ultraconservadora, que no permiten ningún síntoma de aperturismo” y que rivalizan el poder al director general de turno. Están protegidos algunos por la cúpula del Interior y otros por la de Defensa”, explican las citadas fuentes.

De seis a ocho generales
Son una treintena de generales en toda España, ubicados en las diferentes regiones del país, aunque con mando operativo en la dirección general hay sólo seis u ocho.

Un total de 15 vocales de las asociaciones que representan a los guardias civiles se sentarán en el Consejo ordinario del miércoles, donde aspiran a tener “un peso mayor”. Así lo han consensuado en una reunión que han mantenido estas organizaciones con el fin de presentar sus propuestas a la Dirección General de la Guardia Civil.

En esto están todas las asociaciones de acuerdo, quieren que sus votos sirvan para algo y no, como ahora, que sólo tengan sólo un valor simbólico y que los generales y el director general aprueben normas que les puedan perjudicar a su antojo.

Más transparencia sobre la gestión de fondos públicos
Algunas organizaciones, como la AUGC, mayoritaria y con siete vocales en el Consejo, reclaman mayor “transparencia” e información sobre el funcionamiento de la Guardia Civil, en asuntos como “la Asociación Pro Huérfanos, sobre su funcionamiento y la gestión de sus fondos, porque todos los guardias estamos obligados a pagar una cuota mensual y no sabemos el destino que se le da”. En el Consejo también tienen representación las asociaciones Unión de Oficiales, APROGC, AEGC, UniónGC, IGC,  ASES-GC,  y APC.