A las puertas de que María Chivite sea investida presidenta de Navarra, mediante un acuerdo con Unidas Podemos, Geroa Bai e Izquierda-Ezquerra, la crítica es feroz con la candidata por valerse de la abstención de EH Bildu para lograr su propósito.

La izquierda abertzale sometió el sentido de su voto a votación este martes, logrando una amplia participación y una sonora mayoría para facilitar la investidura de la dirigente socialista. A pesar de no firmar ningún acuerdo conjunto, la derecha se ha mostrado especialmente dura con esta jugada, llegando a decir que los nuevos socios del PSOE (la “banda de Sánchez” para Rivera) son los “herederos de Batasuna”. “Es una vergüenza para las víctimas del terrorismo”, llegó a decir Pablo Casado durante la rueda de prensa posterior a su Junta Directiva Nacional.  

Las víctimas. Un mismo ente utilizado de forma partidista para acusar al rival político sin tener en consideración el dolor ajeno ni la voluntad ni parecer de las mismas. Nos hemos puesto en contacto con Roberto Manrique, víctima de ETA en el brutal ataque perpetrado por la organización terrorista en el supermercado Hipercor el 19 de julio de 1987.

Aquel día no le tocaba trabajar, pero le cambió el turno de trabajo a un compañero. Aquella decisión le hizo vivir la explosión del coche bomba aparcado a las puertas de su trabajo que asesinó a 21 personas e hirió a 45. Ahora, más de treinta años después, es asesor de la Unidad de Atención de Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT), dejando atrás su participación como presidente y portavoz de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).

Cansado de la hipocresía de la derecha, no duda en contestar a las preguntas de ElPlural.com: “No en mi nombre. Nadie puede aprovecharse del dolor ajeno con fines partidistas. ¿Han llamado a alguna víctima? ¿Saben lo que pensamos todos y cada uno de nosotros? No hay derecho ni es mínimamente normal que nos utilicen para extraer rédito político sin tener en cuenta el dolor que causan”.

Además, no ha querido dejar pasar las veces que el PP, ahora levantado en pie de guerra contra sus rivales por reunirse con la izquierda nacionalista vasca, quiso reunirse con ETA: “En el año 2000 el ministro de Interior se mostró dispuesto a sentarse con la banda terrorista. Poco después lo hicieron durante el Gobierno de Aznar. No hay ningún Gobierno de España al que no se le pueda recordar su pasado en este sentido”, ha alegado.

Sobre EH Bildu, Manrique defiende que “es un partido legal que rechaza en sus Estatutos cualquier tipo de violencia”. Por lo tanto, entiende que es un interlocutor válido pese a tener en sus filas “algún cargo con un pasado criminal”. “Lo que no se puede hacer es caer en la trampa de la hipocresía. Maroto se reunió con EH Bildu cuando fue alcalde de Vitoria, y me parece bien. Pero no se puede apretar el fusil cuando te conviene y callar cuando lo haces tú”.

Mayor Oreja, Aznar, Maroto y un sinfín de cargos que tratan de apropiarse, a ojos de Roberto Manrique, del dolor causado por el terrorismo: “Está claro que hay víctimas de primera y de segunda. Marimar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y diputada del PP, ¿ha llamado alguna vez a las víctimas del atentado de Barcelona?”, se pregunta. “Yo nunca he recibido su llamada”.

El terrorismo no entiende de ideologías y no se puede utilizar como arma arrojadiza en función de intereses clientelares”, sentencia.