La "táctica Trump" consiste en envolverse en una nube de rotundas afirmaciones falsas, verdades a medias o indemostrables, mientras se apela a lo peor del electorado. Una técnica que sin duda Steve Bannon, uno de los primeros asesores del empresario-presidente, habrá trasladado en su tour con la ultraderecha europea, entre cuyas filas se encuentra orgulloso Vox. Y apegado a esa técnica, envuelto en el engolado lenguaje de quien está acostumbrado a leer y redactar textos jurídicos, el exjuez Francisco Serrano se ha estrenado en el Parlamento de Andalucía.

Como era de esperar en un tripartito de derechas que se ha negociado en Madrid y no en Sevilla, casi la totalidad de la intervención de Serrano parecía una recopilación de las frases en redes de sus líderes madrileños. Eslóganes como "somos el partido del extremo sentido común", insinuaciones de que la democracia no funcionaba hasta que llegaron ellos: "“Somos el partido que ha venido a ocupar el vacío existencial que ofrece el actual marco parlamentario" y, por supuesto, exhibirse públicamente ante la parte del tripartito de derechas que quiere fingir que no existen: Ciudadanos. Así, al partido naranja le exigió respeto a sus votantes y reconocimiento al papel que Vox tiene en poner fin a los gobiernos de izquierdas en Andalucía

No han faltado las típicas disculpas preventivas antes de cada declaración xenófoba, machista o falsa. Así, Serrano niega que su formación sea xenófoba, pero luego lo demuestra afirmando falsamente que los inmigrantes no han "venido para integrarse, trabajar y pagar” nuestras pensiones. Se muestran opuestos a lo que demoninan "maltratos" y "abusos en el hogar", pero insisten en que derogarán las leyes contra la violencia de género. Afirman que la violencia es una lacra, pero luego dicen que se le dedica mucho dinero y que no ha servido para nada. Del mismo modo, Serrano también ha sentenciado sin pruebas que hay asociaciones que "se lucran" con la lucha contra la violencia contra las mujeres, algo que no han podido demostrar hasta el momento Todo ello, punto por punto, tal como dicta el manual, ha pasado por el discurso del portavoz andaluz de Vox.

Los españoles tenemos sexo, los demás no sabemos

El exjuez expulsado por prevaricar también ha tenido tiempo de impartir su particular clase de biología: "Los españoles tenemos sexo, no género", instruyó Serrano, sin ampliarnos esta información a los nacionales de otros países, que tal vez sí estén autorizados por Vox a gestionar por sí mismos su sexualidad. 

Y como buena formación de ultraderecha, tampoco han faltado las justificaciones preventivas de actos violentos, escudándose en ser agredidos por otros en un futuro. En este caso le ha tocado a Adelante Andalucía, a los que Vox quiere enmarcar como sus futuros agresores/agredidos. Y, por supuesto, las frases habituales en el argumentario del ultraderechista contemporáneo: “No somos violentos”, ha afirmado Serrano sin que se le preguntara, para luego acusar de serlo a Adelante Andalucía: “Ustedes llaman a la lucha y al odio” o “son seguidores de personajes violentos como Stalin o el Ché Guevara".

Por úlitmo, el socio de PP y Ciudadanos ha concluido asegurando que harán "una oposición firme y responsable, leal a nuestros 400.000 votantes”. Una contradicción más en un discurso plagado de ellas.