Navarra no paga traidores. Así ha quedado demostrado después de que la dirección de UPN haya decidido expulsar durante dos años y medio a los diputados Carlos García Adanero y Sergio Sayas por no ser fieles a la directriz de votar a favor de la reforma laboral. Porque eso es lo que son, traidores. Y así lo piensa, Javier Esparza, y el 80% de los miembros del consejo político del partido navarro que respaldaron la orden de su presidente de que entregaran sus actas.

En una rueda de prensa que ha comenzado a las 18:30 horas de este miércoles, el propio Sayas se ha dirigido a los medios de comunicación desde el Congreso de los Diputados. Según él, la decisión del Comité de Garantías "no está ni motivada ni fundamentada" por lo que presentarán una alegación y ha destacado que solo responde a la intención de UNP de echarle tanto a él como a su compañero García Adanero. "Es evidente que la dirección nos quiere fuera y los votantes nos quieren dentro". Para contrastar esta afirmación, Sayas ha argumentado que han recibido "innumerables muestras de cariño". Algo que le ha bastado para acreditar la opinión de casi 100.000 personas.

Sobre esta cuestión, así ha reflexionado el todavía diputado navarro: "Estas cosas son siempre muy subjetivas. Pero llevo recorriendo cuatro días las calles de Navarra y no podía dar un paso. Tengo 680 whatsapp sin leer, emails sin responder y las muestas de apoyo son clamorosas".

Sometido a las preguntas de los medios de comunicación, Sayas ha confirmado que no abandonarán el escaño "porque esta decisión tiene mucho recorrido". Además ha añadido que "el único precio que podíamos aceptar es la ruptura del PSOE con Bildu y no estaban dispuesto a pagarlo". 

Asimismo, el periodista Javier Negre le ha preguntado por una información de Al Rojo Vivo en la que se demuestra que Sayas negoció y pactó con Bildu: "Es evidente que es una burda manipulación", ha destacado.

A lo largo de toda la comparecencia, Sayas ha hecho de portavoz de los rebeldes de UPN y lo ha hecho cargando duramente contra su partido. Y obviando que su sacrificio ha sido en vano. Una inmolación que no ha servido de nada por culpa del error de Alberto Casero. Tanto él como Adanero son dos cadáveres políticos que se agarran al escaños con uñas y dientes. Habiendo traicionado a su partido. Y, por ende, a sus votantes.