La ruptura de diálogo entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, es algo que se ha normalizado los últimos años en el panorama político español. Desde hace meses, la única relación entre ambos políticos se ha limitado a sus enfrentamientos en el Congreso de los Diputados. En numerosas ocasiones, ambos han declarado que no hay una relación, ni una intención de tenerla. Las cuestiones como la guerra de Ucrania, la relación con Marruecos o la gestión de la DANA han provocado discrepancias que han aumentado la distancia entre los líderes de las principales formaciones políticas. A pesar de todo esto, la revuelta escena internacional causada por la irrupción de Trump en la Casa Blanca o las amenazas a la integridad de la Unión Europea por parte de Putin, ha obligado a los líderes a abrir un pequeño resquicio para lograr un entendimiento.
Los populares llevan ya unas semanas pidiendo información a la Moncloa sobre la posición del Gobierno ante las numerosas amenazas del presidente estadounidense como el comienzo de una guerra comercial contra los aliados europeos. En este contexto de incertidumbre geopolítica, Sánchez ha decidido apartar sus discrepancias con Feijóo y ha convocado una ronda de conversaciones con todos los partidos del Congreso a excepción de Vox.
Sánchez pretende celebrar una reunión presencial el próximo 13 de marzo con la presencia del líder popular. Esta cita se convertiría en la primera reunión entre ambos líderes desde hace algo más de un año, cuando ambos dirigentes se reunieron en diciembre de 2023, tras la investidura del dirigente socialista, en la que debatieron el acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
Discrepancias nacionales
La tensa atmosfera que se respira en los pasillos de Bruselas fuerza un posible entendimiento entre los dos grandes partidos. Sánchez sostiene que un aumento del gasto militar con cargos a unos futuros Presupuestos Generales del Estado o la movilización de tropas para actuar como fuerzas de paz sobre suelo ucraniano pasa exclusivamente con el PP. Como ya ha señalado Feijóo, el Gobierno se encuentra en una posición en la que ninguno de sus socios votará a favor de cualquier subida del gasto de Defensa. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ya afirmó a comienzos de esta semana que era “necesario” un acuerdo entre PP y PSOE para un incremento en el gasto militar.
Este frágil acercamiento de las formaciones pende de un hilo por las desavenencias entre Génova y el Gobierno. La tormenta que ha desencadenado el acuerdo PSOE-Junts, pone al líder de los populares en una tesitura en la que tendrá que dar la mano a Sánchez para aliarse en una crisis internacional mientras se enfrenta a una disputa nacional. Feijóo se mostro duro con Sánchez en una comparecencia que dio desde Bruselas este jueves en la que anunció que “no se puede apelar a la unidad de Europa cuando se está destrozando la unidad de España”. Además, el político gallego ha reprochado a Sánchez que no cite Vox, asegurando que le “sorprende este apartheid”.
Por su parte, el presidente del Gobierno ha insistido en que no se contará con Vox en la reunión porque “ya tenemos claro su postura”. La formación de Santiago Abascal se ha mostrado en sintonía con las decisiones que Trump ha tomado desde que se sentó en el Despacho Oval el pasado 20 de enero. La imposición de aranceles a productos españoles y la retirada del apoyo a Ucrania para mostrarse más próximo al régimen de Putin no han hecho que los de Abascal muestren siquiera algo de rechazo. A escala europea, el líder ultraconservador se ha mostrado más próximo a la narrativa del primer ministro húngaro, Viktor Orban, conocido prorruso, que, a la posición de otros líderes de extrema derecha como la italiana, Giorgia Meloni, que se reafirma en su rechazo a los movimientos de los rusos e insiste en que la UE este presente en la mesa de negociaciones para alcanzar la paz en Ucrania.