Este miércoles Pedro Sánchez se ha enfrentado a la primera Sesión de Control tras el fracaso en la Sesión de Investidura del pasado julio. Desde entonces, las críiticas se han sucedido, los reproches también y las negociaciones han quedado paralizadas. Situación que el resto de los partidos utilizan para culpar de la incapacidad del líder socialista para conformar una mayoría aritmética que dé estabilidad al país. Desde Iglesias a Abascal. Todos repitiendo la misma premisa: Sánchez ha sido incapaz.

Especialmente distante es la situación entre el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el presidente del Gobierno en funciones. Es de sobra conocida la voluntad del dirigente naranja, autodenominado líder de la oposición y protagonista de una derechización de su partido basada en el ‘no es no’ al PSOE. “155, ETA y Venezuela, esos son los temas del liberal español que tenemos”, le ha espetado Pedro Sánchez a su homólogo después de la pregunta parlamentaria del líder rival.

Pero esto no ha quedado ahí. De hecho, la discusión se ha crispado hasta el punto de que Sánchez haya echado en cara a Rivera la situación límite que atraviesa dentro de su partido, en la que el foco se pone sobre las dimisiones constantes por la deriva adoptada por el núcleo duro del partido.

Usted es un político ausente, nadie lo entiende, ni siquiera en su propio partido. Viene aquí diciendo que quiere limpiar la basura del PP, pero apuntala sus Gobiernos; se dice centrista y liberal, pero pacta con la extrema derecha y el otro día dijo que no quería bloquear el Gobierno… mire, hay una diferencia de tal calibre entre lo que dice y lo que hace, que, ¿sabe lo que es? Un hipócrita", ha espetado el presidente en funciones ante la atenta mirada de Rivera, la gesticulación exagerada de Inés Arrimadas y las risas cómplices de Carmen Calvo.