Gabriel Rufián ha sido la sensación de esta última jornada de Sesión de Investidura. Sabedor de que la aritmética no sumaba por el fin de las conversaciones y la falta de entendimiento entre Unidas Podemos y el PSOE, no ha dudado en pedir que, ahora o en septiembre, ambos cedan y reconsideren sus posturas para hacer factible que el mandato de las urnas fructifique.

Con ERC instalada en la abstención, ha mostrado su sorpresa ante la altura de Estado que su fuerza ha demostrado en las negociaciones y, por el contrario, el tira y afloja con amenazas en los medios que han protagonizado los dos protagonistas de la gestión de ese hipotético Gobierno de coalición.

Siempre atento a la última hora, además de demandar que las conversaciones vuelvan a ponerse en marcha tanto a morados como a socialistas, ha tenido tiempo para contestar a Albert Rivera y su continua argumentación en torno a la “banda de Sánchez”: “Señor Rivera, aquí un miembro de la banda. Entiendo que ir con el señor Abascal no es ir en una banda, es ir en un comando". Jaque al líder naranja aplaudido por toda su bancada y que ha contado con la sonrisa de gran parte del hemiciclo.

Más allá de la anécdota, el discurso ha sido soberbio. Calmado e interpelando continuamente a Sánchez e Iglesias, el portavoz de ERC ha advertido de los peligros de llevar al país a unas nuevas elecciones: “Miren la derecha, están encantados de la vida y están aplaudiendo con las orejas. Ellos a estas alturas si se tuvieran que poner de acuerdo ya tendrían pactados hasta los sobresueldos".

En apenas solo cinco minutos también ha querido acordarse de Oriol Junqueras y de su familia. Mostrando un libro escrito por el propio dirigente desde la cárcel, ha alegado que su partido está cediendo y siendo mucho más maduro que sus interlocutores: “Nos abstenemos porque estamos convencidos, sobre todo nuestro candidato y ganador de las elecciones, Oriol Junqueras, que si estamos haciendo este gesto, la única pregunta es por qué ustedes no lo hacen”.

Llamada al orden y solicitud de diálogo de Gabriel Rufián, abierto a entenderse y mostrando que su partido no ha querido bloquear, en ningún momento y pese a la crítica interna, que la izquierda consiguiese una mayoría parlamentaria.