Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se ha encontrado con una nueva crisis medioambiental en una Comunidad Autónoma dirigida por el Partido Popular (PP) y, de igual manera que sucediera con Doñana, la cooperación no está entre los planes del Ejecutivo autonómico. Los pellets de plástico continúan llegando a las playas gallegas y comienzan a tocar litoral asturiano, pero la Xunta de Galicia, envuelta en plena precamapaña, reniega de la colaboración con el Gobierno central.

Las elecciones gallegas se celebrarán el próximo 18 de febrero y Ribera tiene claro que la gestión de Alfonso Rueda, actual presidente y candidato a la reelección, “hubiera sido diferente si no hubiéramos estado en precampaña”. La crispación y los ataques contra la figura de Pedro Sánchez desde plazas autonómicas marcan ya la tónica de todas las administraciones regionales del PP y Rueda, emulando a Isabel Díaz Ayuso, no iba a ser menos. A la vicepresidenta no se le escapa esta nueva moda, pero ha lamentado que se esboce también ante una crisis medioambiental.

“Lo vemos también cuando hay presidentas autonómicas a las que les gusta la fruta que también consideran que respaldar medidas de apoyo a los ciudadanos en decretos leyes es algo que debe convertirse en ‘ni agua al presidente del Gobierno”, ha equiparado la titular de la cartera de Transición Ecológica en una entrevista concedida a la Cadena Ser. En este sentido, ha apostado por defender los intereses de los ciudadanos y los ecosistemas, dejando a un lado los “pruritos personas” que se están anteponiendo a la gente y a la gestión de un desastre que puede tener consecuencias graves para las costas gallegas.

“Gestión contradictoria”

Los tiempos ya se han revelado y Rueda ha quedado en evidencia. La Xunta de Galicia lleva siendo conocedora de la llegada de pellets de plástico a las costas desde mediados de diciembre, pese a que el presidente ha intentado echar balones fuera y culpar al Gobierno central. “El cronograma queda claro y acreditado”, ha sentenciado Ribera, que ha recordado que la primera llegada de material se constata en un momento temprano, el día 13 de diciembre.

“A mí lo que me llama la atención es el mensaje de falta de lealtad, como si ponerse a disposición de las autoridades de otras Administraciones para colaborar fuese desleal o de campaña”, ha lamentado la ministra, que ha vuelto a ofrecer los medios nacionales para colaborar. Para ello, es necesario que la xunta eleve el nivel de alerta, de lo contrato no es posible la participación de medios del Gobierno central para la limpieza de las playas.

La Xunta alega problemas técnicos para no elevar el nivel, pero no ha aclarado cuáles son. “Consideran que pueden hacerlo solos y si así lo consideran está bien, pero por ahora lo que estamos viendo es que lo dejan en manos de los Ayuntamientos y de los ciudadanos de a pie, cosa que es un poco contradictoria”, ha señalado Ribera. Por el momento, la Xunta continúa dando palos de ciego, pero rechaza la ayuda debido a un proceso electoral que considera más prioritario que la salvaguarda de las costas.

“No sabemos todavía cuál es la magnitud de lo que puede ocurrir, pero creo que es importante que colaboremos ocurra lo que ocurra”, ha advertido Ribera, que se ha puesto en contacto con el presidente de Galicia tras las “reacciones altisonantes del consejero del Mar”. “Quise llamar al presidente de la Xunta para recordarle lo que considero que es obvio, que cuenta con nuestra ayuda y apoyo”, ha explicado. La prioridad debe ser el plano medioambiental, no el político, razón que ha llevado a Ribera a reconocer que, de encontrarse en la misma situación, “buscaría el máximo apoyo”.

Alerta de la ONU y la UE

“La contaminación por plásticos en el mar y en los ecosistemas es uno de los grandes problemas que enfrenta la humanidad y, por tanto, la liberación de un volumen tan importante como este requiere un seguimiento”, ha destacado la vicepresidenta, motivo por el que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) llevan meses trabajando en una regulación al respecto.  

“La liberación es una contaminación permanente de nuestros ecosistemas y cadenas alimentarias. La exposición a los microplásticos en estudios de laboratorio se ha vinculado a una serie de efectos negativos tóxicos y físicos en los organismos vivos. También es probable que los microplásticos sean tóxicos para los seres humanos”, explica la propuesta de Bruselas. Por el momento, las autoridades continúan trabajando para evitar que la crisis de los pellets se convierta en una catástrofe medioambiental.