La rana más cantarina de Esperanza Aguirre regresa a escena. El exconsejero de Presidencia, Francisco Granados, quien  declaró ante el juez el pasado 12 de febrero y cantó cucú, retoma el concierto este martes. En la primera entrega respondió a preguntas de su abogado, ahora, deberá contestar a las fiscales del caso Púnica, Carmen García y Teresa Gálvez. ¿Qué podemos esperar de este nuevo capítulo?

En la anterior declaración, Granados  situó a Ignacio González, Esperanza Aguirre y a Cristina Cifuentes en la estructura de poder con responsabilidad sobre las campañas financiadas en B (2007 y 2011). Granados subrayó que todos los nombramientos los hacían González y Aguirre, y que hasta el último de los departamentos de prensa eran nombrados por ellos. De hecho, matizó que en ocasiones mandaba más González. Pero la campanada llegó al final del concierto, cuando el exconsejero mentó a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid y líder del PP regional. Granados relató que Cristina Cifuentes es nombrada en 2005 número tres del partido y que se convirtió en la mano derecha de González: era sus ojos y sus oídos. Acumuló mucho poder y responsabilidad. Incluso, el exconsejero ha apuntado que en ocasiones Cifuentes se jactaba de que no mandaba González, sino ella. No obstante, Granados no se ha limitado a detallar su estrecha relación profesional, sino que también ha apuntado a una relación sentimental entre Cifuentes y González. El Plural tuvo acceso a los audios de la declaración de Granados que confirman dicha aseveración.

AUDIOS | “Cifuentes y González tenían una relación sentimental: ella era sus manos y oídos”

 Precisamente, la presunta relación de tipo sentimental que señala Granados fue la que dinamitó el núcleo de control de González en la estructura de poder. Una guardia pretoriana que estaba conformada por Isabel Gallego, exdirectora de Comunicación de Aguirre (ya imputada en la causa); Jaime González Taboada, exnúmero tres de Cifuentes en el Ejecutivo regional y actual senador del PP; el consejero Borja Sarasola y el premio gordo, Cristina Cifuentes.

El famoso altillo que contenía casi un millón de euros también salió a colación. El exconsejero aseguró ante el juez que el dinero escondido en casa de sus suegros procedía de su actividad anterior a la política. Se encontraba en una cuenta en Suiza pero al dar el paso a la política quería deshacerse de la cuenta porque estaba mal visto, por eso no lo declaró. Asimismo, aseguró que David Marjaliza le pidió dinero para pagarse el abogado pero que el millón del altillo era lo único que tenía ahorrado y ni siquiera su mujer conocía su existencia.

El dinero, según su declaración, lo obtuvo de su actividad en la bolsa cuando trabaja en la entidad Crédit Lyonnais y que cuando traspasó esta cantidad a su exsocio David Marjaliza, este le cobró una comisión de 200.000 euros por la operación.

La legión de arrepentidos que acorrala a un PP que se ahoga en su propio fango

Sus palabras le han costado una demanda. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, anunció que una querella criminal que anunció contra el exconsejero madrileño por delitos de injurias, calumnias y contra la integridad moral, según han confirmado fuentes jurídicas. Por su parte, Esperanza Aguirre ha asegurado que “no voy a presentar ninguna querella. No tengo dinero entre otras cosas para pagar abogados y procuradores para desmentir al señor Granados".

La declaración arrancará sobre las 09:30 horas y se prevé que profundice en los hechos ya mencionados e incluso, al tratarse de las fiscales del caso, las preguntas serán más comprometidas. De momento, Granados no ha aportado documentos que acrediten su declaración porque, a su juicio, “todo se puede comprobar”.