“Dijeron en las plazas que ‘sí se puede’ y nosotros queremos decir hoy que ‘Podemos’”. Han pasado cinco años desde que Pablo Iglesias pronunciara estas palabras en el Teatro del Barrio de Lavapiés y agitara el tablero político español. Hoy, 17 de enero, Podemos cumple años, pero no tiene nada que celebrar. El propio líder morado ha admitido que “no es un cumpleaños feliz”. Íñigo Errejón, otrora su número dos, ha anunciado este jueves que concurrirá a las elecciones de 2019 como candidato a la Comunidad de Madrid al margen de las siglas de Podemos y formando tándem con Manuela Carmena. Un auténtico órdago. Un regalo sorpresa en cuyo interior se encuentra una bomba que o Iglesias desactiva o Podemos estallará por los aires.

En ElPlural.com adelantamos en enero de 2018 que Errejón barajaba la posibilidad de concurrir con una marca distinta de Podemos y formando equipo con Carmena para neutralizar el desgaste que sufría (y sigue sufriendo) la formación con motivo de la crisis territorial de Cataluña. Y finalmente, así ha sido. Según ha explicado el propio Errejón, la decisión responde a la necesidad de articular una mayoría y ganar la Comunidad de Madrid. Pero la maniobra no ha gustado a Iglesias, quien dice sentirse “triste”, “avergonzado” y no dar “crédito” a que hayan orquestado este movimiento de placas tectónicas “a mis espaldas”.

El órdago estaba lanzado. Y con el paquete entregado a primera hora de la mañana, Iglesias, de baja por paternidad, ha procedido a manipular el artefacto. Según ha anunciado, Podemos se presentará con su propio proyecto en la Comunidad de Madrid porque “Íñigo no es Carmena”. En otras palabras, los que un día fueron número uno y número dos, una pareja de cuento de hadas, un tándem idílico, una dupla de fantasía, ahora, serán rivales electorales. La cuestión es: ¿Logrará Iglesias desactivar la bomba o le estallará en la cara?

El punto de inflexión de esta relación y que ha marcado el devenir de Podemos fue Vistalegre II. Podemos nació como partido aplicando una metodología populista, en términos estrictamente académicos (Ernesto Laclau). A través del discurso, Podemos dibujó un Nosotros en el cual no importaba la procedencia de cada uno de sus integrantes, ni su condición, género, estatus socioeconómico… Si tenías demandas que la Administración no era capaz de absorber, ese era tu partido. Pero Iglesias cambió.

Tras contar con una base que se movía en los cinco millones de votos, el secretario general optó por ideologizar Podemos y enarbolar una estructura homogénea, lo cual atentaba contra la naturaleza heterogénea y plural del Podemos inicial. Contrario a esta decisión, Errejón prestó batalla, y perdió. Iglesias le purgó y le mandó a Madrid como candidato a cambio de no disputarle el liderazgo.

Pero las tiranteces nunca han cesado. Fuentes internas del equipo de Errejón han denunciado sistemáticas intromisiones a una campaña que lleva meses preparándose y cuya autonomía era cada vez más limitada. Y finalmente Errejón, quien ya tenía tomada la decisión de sacar los pies del tiesto morado, ha optado por comunicarlo antes de las elecciones y no después porque, según cuentas fuentes de su entorno consultadas por este periódico, “la marca Errejón vende más que la marca Podemos” en estos momentos.

En cualquier caso, Errejón y Podemos pugnarán por la Comunidad de Madrid. La rivalidad amenaza con dinamitar a una formación política que hace cuatro años se proponía asaltar los cielos y era primera fuerza en muchas encuestas; y que ahora, cinco años después de su nacimiento, está en jaque y cuarta en las encuestas, alejado de PSOE, PP y Ciudadanos.

Feliz cumpleaños. ¿O no?