TV3, la televisión autonómica catalana, hace ya mucho tiempo que dejó de ser un servicio público. Convertida en simple y nada puro medio de propaganda al servicio exclusivo de los intereses del proceso secesionista, TV3, al igual que las otras cadenas de radio y televisión de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), se supera a sí misma cada día, a cada momento, por lo que respecta a capacidad de manipulación y tergiversación de la información.

El último ejemplo es de campeonato. Al “informar” de la detención de nueve supuestos miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) por parte de agentes de la Guardia Civil, el presentador del informativo de TV3 Carles Prats ha afirmado que se trataba de “una operación policial contra el independentismo por orden de la Audiencia Nacional”. Y se ha quedado tan ancho… Claro está que se le ha entendido todo, tanto a él como a los restantes redactores de la cadena que han cubierto esta noticia de forma tan original. Porque no han tardado a aparecer en pantalla, al igual que en las redes sociales, las reacciones de los partidos independentistas -PDECat, ERC, CUP...-, así como del presidente de la Generalitat Quim Torra y de su predecesor en el cargo, el fugado Carles Puigdemont, todos ellos cargando con gran dureza contra esta acción de la Guardia Civil en funciones de policía judicial, que da la casualidad que en algunas partes de la operación ha contado también con la colaboración de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica -que depende, como es sabido, del mismo gobierno presidido por Quim Torra-.

Está muy claro que nadie es culpable mientras no es condenado en sentencia judicial firme. La presunción de inocencia es una norma esencial en un Estado democrático de derecho. Pero lo es para todos. También para los jueces y para los agentes del orden público. ¿Cómo se puede sostener que los registros y los arrestos hechos en varias poblaciones catalanas por orden judicial es “una operación policial contra el independentismo por orden de la Audiencia Nacional”? ¿El pasado día 11 de septiembre, “Diada Nacional de Catalunya”, no se manifestaron en Barcelona centenares de miles de personas de toda edad y condición, sin que se produjeran más incidentes violentos que los provocados en otros lugares, al parecer protagonizados precisamente por miembros de los CDR y reprimidos por los Mossos d’Esquadra en solitario?

El movimiento independentista catalán ha sido pacífico, con algunas excepciones mínimas y puntuales, siempre fracasadas. Los CDR, así como otros pequeños grupos radicales mucho más emparentados con los antisistema y los anarquistas partidarios de la acción directa y violenta, llevan mucho tiempo al borde de lo que aquí, en Catalunya como en todo el mundo civilizado, es conocido como terrorismo. Lo realmente grave es que aquí, en Catalunya, todo un presidente de la Generalitat afirma que miembros de su familia pertenecen a los CDR y él mismo les ha animado e instado a “atreverse”. ¿”Atreverse” a qué, señor Torra? ¿”Atreverse” a pasar de los desórdenes públicos, las pintadas y los ataques verbales e incluso físicos a los adversarios, a la acción violenta y directa, al terrorismo?

Presunción de inocencia para todos mientras no se demuestre su culpabilidad. Como corresponde a un Estado democrático de derecho, como lo es España. Presunción de inocencia para todos los detenidos, evidentemente, pero también para todos los agentes de la policía judicial y para el juez que ha ordenado estas detenciones. Porque en este caso, como en tantos otros, desde gran parte de los dirigentes del movimiento secesionista catalán se da ya por sentado que cualquier independentista es inocente por el simple hecho de serlo y cualquier ciudadano no separatista es ya, por definición, culpable.

Harían bien los dirigentes secesionistas sensatos, que alguno debe existir aún, en denunciar de forma pública, rotunda e inequívoca cualquier intento, por mínimo que sea, de traspasar la línea roja de la acción directa y violenta. Quien se atreva a hacerlo hará un gran servicio al conjunto de la ciudadanía de Catalunya, que siempre ha rechazado con contundencia la tendencia terrorista. “¡Atreveos, atreveos!” Catalunya necesita bomberos, no pirómanos, y menos aún aprendices de brujos.